La ceremonia olímpica de apertura conlleva un gran despliegue de seguridad
Nunca antes fueron movilizadas en Francia tantas fuerzas de se seguridad como las que habrá el 26 de julio con motivo del desfile por el río Sena de las delegaciones olímpicas, una apuesta inédita de los organizadores franceses para trasladar la tradicional ceremonia desde el estadio al corazón de la ciudad.
A los policías y gendarmes se añadirán unos 2.000 agentes de seguridad privados y un millar de policías municipales. Un contingente de 10.000 militares forma también parte del dispositivo.
Tiradores “situados en puntos altos” estarán diseminados por tejados de París a lo largo del Sena para neutralizar a toda persona armada que sea considerada un peligro para delegaciones, espectadores, invitados o incluso jefes de Estado y de gobierno.
El intento de asesinato del que fue víctima recientemente el expresidente estadounidense Donald Trump, perpetrado desde un tejado, ha puesto de actualidad este tipo de amenazas.
Por primera vez, unidades de élite de policía y gendarmería trabajan juntas, coordinando la protección del río, de los cielos y de las orillas del Sena.
El Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN) tendrá como misión la seguridad de los trayectos de los líderes políticos y de los deportistas en los autocares que les depositen en la zona de embarcadero y también en los propios barcos que les lleven por el río hasta Trocadero, frente a la torre Eiffel.
Control estricto
En vigor desde el 18 de julio, el perímetro de protección antiterrorista en el centro de París será todavía más estricto el 26 de julio.
“Desde las 13h00 [11h00 GMT], no se tolerará ninguna circulación automovilística, con la excepción de las fuerzas de seguridad y de las urgencias”, indica la prefectura de policía.
Desde las 15h30 [13h30 GMT], es decir, cuatro horas antes del inicio de la ceremonia, los espectadores con entrada podrán acceder a una de las quince zonas para seguir el acto de pie [220.000 plazas gratuitas] o a su butaca en la tribuna [104.000 plazas de pago].
Antes de ello deberán pasar un prefiltrado en el que se controlarán sus boletos para la ceremonia por parte de policía o gendarmes, antes de proceder a una inspección de bolsas y a un cacheo de seguridad.
Cielo bajo vigilancia
De 18h30 [16h30 GMT] a medianoche, las autoridades han decretado una “zona prohibida temporal” a la circulación aérea en un radio de 150 kilómetros alrededor de la capital.
Como consecuencia de ello, el tráfico será interrumpido en los dos aeropuertos de París, Charles-De-Gaulle y Orly, así como otro secundario situado en la vecina región de Picardía, el de Beauvais.
Si un avión rechaza identificarse y dar las informaciones reglamentarias, un helicóptero o un avión de caza será enviado para dialogar. En caso de rechazo, la aeronave procedería a un tiro de advertencia o incluso en un último caso a abatir el aparato.
El ejército del aire francés coordinará la lucha antidrones, una cuestión que desde 2022 es considerada por el ministerio del Interior del país como una de las principales amenazas para la ceremonia.
El primer ministro del país, Gabriel Attal, indicó el martes que seis drones de media se interceptaban diariamente desde hace diez días cerca de las sedes olímpicas.
Buzos en el Sena
Casi un centenar de buzos expertos en desactivación estarán también implicados en la ceremonia de apertura, dispuestos a intervenir en caso de detección de una carga explosiva durante el desfile fluvial.
Se han inspeccionado al detalle los 300 barcos que participarán en el mismo, entre ellos los 85 que transportarán a los deportistas, y las orillas del Sena para asegurar que no hay ningún artefacto explosivo o mina en la zona.
Esta operación colosal movilizó a agentes de la gendarmería, de la policía nacional, de aduanas, de la administración penitenciaria y del ejército. Contribuyeron además delegaciones extranjeras, entre ellas procedentes de Austria, Emiratos Árabes Unidos o Bulgaria.
Desde el sábado, la circulación en el río está completamente cerrada mediante tres barreras para evitar cualquier intrusión: dos a la entrada y dos a la salida de París, y una tercera entre dos estaciones de tren de la ciudad, las de Austerlitz y Lyon, que sirve para “delimitar la zona en la que embarcan” los deportistas.