Netanyahu defiende desde el Capitolio la guerra en Gaza y acusa a los propalestinos de ser «tontos útiles de Teherán»
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se dirigió este miércoles a las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos en una sesión conjunta en la que buscaba blindar el apoyo de Washington a su guerra contra Hamás en Gaza. Una ofensiva derivada del ataque terrorista del 7 de octubre que se ha cobrado la vida de casi 40.000 personas, según los datos del Ministerio de Salud gazatí, que no distingue entre civiles y combatientes. Mientras Netanyahu apelaba a la brutalidad de los milicianos de Hamás durante el atentado, citaba algunas de las historias de las víctimas y acusaba a Irán de instigar las protestas propalestinas en los campus universitarios de Estados Unidos, más de 5.000 personas marcharon hacia las afueras del Capitolio para mostrar su rechazo a la operación israelí en la Franja.
En el interior de la Cámara, las ovaciones cerradas de algunos legisladores demócratas y la práctica totalidad de los republicanos a las palabras del primer ministro israelí contrastaron con las ausencias destacadas del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, flamante candidata demócrata a la Casa Blanca a falta de confirmación oficial, que alegó motivos de agenda para evitar presidir la sesión.
Durante más de una hora, Netanyahu encadenó agradecimientos a Biden «por medio siglo de amistad con Israel», ataques contra Irán y los manifestantes propalestinos, a los que acusó de ser «tontos útiles de Teherán», y alegatos en defensa de la guerra en Gaza. El primer ministro llegó incluso a declarar que las bajas civiles son «prácticamente nulas» en Rafah y que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deben ser «elogiadas» por el escaso número de civiles muertos registrado durante la operación en esta ciudad en el extremo sur de la Franja.
«Es un choque entre barbarie y civilización. Es una batalla entre quienes glorifican la muerte y aquellos quienes aprecian la vida. Estados Unidos e Israel deben estar juntos. Porque cuando estamos juntos ocurre algo sencillo: ganamos nosotros y ellos pierden. Les aseguro, mis amigos, una cosa: ganaremos», había arrancado su alocución el primer ministro, que no detalló en ningún momento el estado de las negociaciones con Hamás para sellar un alto el fuego en Gaza ni mencionó la palabra «tregua».
La visita de Netanyahu a Washington se produjo en un momento de auténtico terremoto político causado por la retirada de Biden de la carrera a la reelección y la designación de Harris como candidata del Partido Demócrata. El primer ministro israelí ni siquiera fue invitado a Washington por Biden, sino por los líderes del Congreso, el demócrata Chuck Schumer y el republicano Mike Johnson, presidente de la Cámara baja. Sin embargo, está previsto que se reúna esta semana con el presidente y con la vicepresidenta Harris, y también con el expresidente Donald Trump en su mansión de Mar-a-Lago (Florida).
La gira del primer ministro –cuya situación en el frente doméstico es también delicada; la opinión pública le reprocha no hacer lo suficiente para salvar la vida de los rehenes en Gaza– es profundamente divisiva para la sociedad estadounidense. Su presencia en Washington ha dejado nutridas protestas, incluida la marcha hacia el Capitolio, en la que se corearon eslóganes como «Palestina libre», «detengan a Netanyahu» o «pongan fin a cualquier ayuda de EE UU a Israel», mientras ondeaban banderas palestinas. Varios centenares de personas fueron detenidas en los dos últimos días por la Policía del Capitolio.
Mientras, la Presidencia de la Autoridad Palestina ha solicitado a Estados Unidos que exija a Netanyahu el fin «inmediato» de la ofensiva. La situación en Oriente Próximo sigue marcada por la escalada en varios frentes. Las FDI continúan su operativo antiterrorista en Gaza centrado desde hace tres días en la localidad de Jan Yunis, al sur del territorio. Más de 50 personas murieron y un centenar resultaron heridas en los ataques israelíes contra la Franja de Gaza de las últimas 24 horas, según los datos del Ministerio de Sanidad, controlado por Hamás. Además, según datos de la ONG Consejo Noruego de Refugiados, el operativo llevado a cabo por las tropas israelíes esta semana en la ciudad gazatí ha obligado a desplazarse a 150.000 palestinos.
Las fuerzas israelíes abandonaron Jan Yunis en abril, después de una dura operación que duró cuatro meses. Al concluir la ofensiva, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, llegó a decir que el ala militar de Hamás había sido «disuelta» tras perder la mayoría de sus capacidades militares. Ahora, Israel asegura que la organización islamista –etiquetada como terrorista por la UE y EE UU– lanza numerosos cohetes desde la zona, donde además sospecha que se esconde, en alguno de los túneles bajo la localidad, el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, principal responsable del ataque del 7 de octubre. Por otra parte, desde Líbano, Hizbulá continuó un día más su ofensiva contra el norte de Israel. La milicia proiraní reivindicó ocho ataques llevados a cabo en la jornada del martes y que dejaron un soldado israelí gravemente herido. Este miércoles, las fuerzas israelíes atacaron una estructura militar y un depósito de armas de Hizbulá en su feudo del sur del país.