Vivir varias vidas en una
Heroínas y villanas impregnan la carrera de Nathalia Dill en televisión. Quienes acostumbran a consumir telenovelas de Brasil coinciden en que es una de las actrices más brillantes de su generación. En Cuba la conocimos como la dulce e ingenua María Rita Godói, la famosa Santita de Ciudad paraíso. Tiempo después, integró el elenco de Avenida Brasil, donde dio vida a Débora, la tercera en discordia en la relación entre Jorgito (Cauã Reymond) y Nina/Rita (Débora Falabella), la pareja ícono de la ficción.
Lejos de quedarse en ese rol que catapultó su fama a nivel mundial, Nathalia Dill fue parte de Por siempre, Rock Story, Dulce ambición, Orgullo y Pasión, entre otras tiras de renombre en su país. En estas dos últimas producciones también la hemos disfrutado en el horario estelar de las telenovelas del canal Cubavisión. Tras interpretar a Fabiana, una villana con múltiples personalidades, en Dulce ambición, actualmente destaca como la empoderada Elisabeta de Orgullo y pasión, inspirada en el personaje de Elizabeth Bennet, de la novela Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.
Elisabeta, la mayor de cinco hermanas y una mujer adelantada a su tiempo, con intereses atípicos para una joven de principios del siglo XX, a pesar de vivir en una sociedad tradicionalmente machista que define a las mujeres por las costumbres y no por sí mismas, nunca pierde su espíritu moderno. Dill interpretó a este personaje con una fuerza y autenticidad impresionantes, capturando tanto su valentía como su vulnerabilidad.
Su actuación refleja fielmente el conflicto interno de Elisabeta, quien lucha por encontrar su propia voz y camino en un mundo que intenta silenciarla. Dill logra transmitir la inteligencia y la pasión del personaje, mostrando a una mujer que, a pesar de las restricciones de su tiempo, se atreve a soñar y a luchar por sus ideales.
—¿Es Elisabeta una protagonista irreverente?
—Elisabeta tiene ganas de conquistar el mundo. Al mismo tiempo, es cariñosa, irreverente y con mucho humor. Valora la amistad, la familia y el amor, y lo hace con mucha pasión. Ella aborda todo de una manera muy única. Fue muy divertida de interpretar. No sé si soy como ella, pero creo que tenía una forma de afrontar las cosas que le permitía conectar con todos sin juzgar.
—A pesar de ser una telenovela ambientada en un ficticio Valle del Café del siglo XX, ¿crees que es atemperada a los tiempos actuales?
—Creo que es una telenovela muy actual, a pesar de estar ambientada en otra época. Estos temas perpetúan la situación actual y hablan de logros, mostrando cómo cada vez comprendemos más el espacio de las mujeres. Es una telenovela feminista con un personaje que quiere romper barreras y alcanzar retos, lo que la hace relevante para los tiempos actuales.
—¿Prefieres interpretar papeles negativos —villanas de telenovela— o deseas los papeles positivos?
—Me gusta mucho y siempre he disfrutado enriquecer mi trabajo con pluralidad, dinamismo y versatilidad. Me agrada variar los tipos de personajes, el lugar que ocupan en la trama y el lenguaje que utilizan. Ya sea en teatro, cine o televisión, siempre trato de moverme entre estos medios.
—¿Cómo descubriste que tenías vocación por la actuación?
—La actuación llegó a mi vida en el colegio. Siempre he enfatizado la importancia del arte en la educación escolar, porque para mí no importaba si estudiaba matemáticas, portugués o teatro; todas las materias tenían el mismo peso. Por eso, creo que es fundamental que el arte esté en el currículo con el mismo valor que cualquier otra asignatura, ya que esto es clave para que la cultura permanezca en nuestra sociedad.
—En Cuba se te recuerda mucho como la Santita de la telenovela Ciudad paraíso, ¿qué significó para ti ese personaje?
—María Rita (Santita) es uno de los personajes más importantes de mi carrera. Con este papel, me abrí paso en la televisión. Ya estaba haciendo teatro y había trabajado en algunas películas, pero esta telenovela marcó mi primer papel protagónico y me introdujo al lenguaje audiovisual televisivo. Entré en un universo completamente diferente al mío, y fue entonces cuando la gente realmente me conoció. Por eso, fue una plataforma clave para impulsar mi carrera en televisión. Fue una telenovela muy hermosa, y estoy deseando ver cómo se desarrolla esta nueva.
—Otro papel que aquí gustó mucho fue Fabiana, la villana de Dulce Ambición…
—Creo que lo mejor de Fabiana es su sentido del humor, lleno de farsas e ironía. Era, de alguna manera, divertida a pesar de ser estricta y a la vez dulce. Estas grandes contradicciones hicieron que el personaje fuera muy intrigante. Walcyr Carrasco, el creador, lo describe muy bien; tiene un gran sentido del humor y no teme explorar todas las facetas del personaje. Bromeo con él diciendo que siempre «va con todo». La combinación de su estilo y la ironía de Fabiana resultaron ser muy interesantes.
—¿Consideras que la teledramaturgia brasileña goza aún de buena salud? ¿Cuál es la clave de su éxito internacional?
—Siempre he sostenido que la telenovela es un tipo de lenguaje, al igual que el cine y el teatro. Cada uno tiene su propio lenguaje, su especificidad, y ocupa su propio lugar. La telenovela, especialmente en Brasil, tiene una característica diferente: es una obra abierta, un diálogo en tiempo real con el público, y eso es algo que aquí sabemos hacer muy bien. Aunque hay teleseries que están cerradas, la gran diferencia en lo que hacemos está en el trabajo abierto y este diálogo en tiempo real. Esto resulta sumamente acorde con los tiempos que vivimos.
—¿Sabías de la popularidad de las telenovelas brasileñas en un país tan distante de Brasil como Cuba?
—Nunca he estado en Cuba, pero tengo el sueño de ir algún día; está en mis planes. Una vez ocurrió algo muy gracioso: mi hermana fue a Cuba y alguien se le acercó y le dijo: «¡Te pareces mucho a una actriz que sale en Avenida Brasil!». Esa actriz era yo, lo cual es muy gracioso porque, aunque nos parecemos, no somos idénticas. Mi hermana no es mi gemela, nos recordamos un poco, pero no somos iguales. Esta historia me dejó una huella. Admiro mucho a la Isla, su cultura y su fortaleza. Siento una conexión muy fuerte con ese país.
—¿Qué mensaje te gustaría enviarle al pueblo cubano?
—Deseo mucho conocer al pueblo cubano porque le tengo una enorme admiración. Amo la cultura y a la gente de Cuba; creo que son grandes referentes para nosotros. Estoy muy feliz de que les gusten las telenovelas brasileñas y me honra mucho que aprecien mi trabajo. Espero poder conocerlos en persona algún día y disfrutar de su famosa hospitalidad.
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Nathalia Dill continúa sorprendiendo con su versatilidad y profundidad interpretativa. Con una carrera repleta de personajes memorables, sigue ampliando su horizonte artístico con nuevos proyectos y desafíos. Entre sus próximos trabajos destaca Guerreiros do Sol (título original), una teleserie de 45 episodios que grabó el año pasado para Globoplay.
Su estreno está previsto para 2025 y, en esta nueva producción, Nathalia dará vida a Valiana. Guerreiros do Sol está inspirada en la historia de Lamio y María Bonita, figuras emblemáticas del Cangaço, un fenómeno social que marcó la región Nordeste de Brasil entre finales del siglo XIX y principios del XX. Este nuevo rol promete ofrecer a Nathalia la oportunidad de explorar una faceta distinta, inmersa en la rica historia y cultura brasileña.
Además de su carrera actoral, Nathalia Dill se esfuerza por dedicar tiempo a su familia, descansar y estudiar. La cerámica y el ejercicio son algunas de sus aficiones, aunque desde que se convirtió en madre, ha encontrado que es un desafío mantener estos pasatiempos con regularidad. Sin embargo, continúa buscando maneras de ejercitarse y seguir aprendiendo.
A futuro, tiene el deseo de aventurarse en el mundo del doblaje y participar en un musical, lo que refleja su continuo deseo de diversificar su carrera y explorar nuevos horizontes artísticos. No obstante, Nathalia ha encarnado una variedad de personajes, porque como ella misma afirma: «Actuar significa poder vivir varias vidas en una».