España arranca su viaje de vuelta a las medallas ganando a Australia (9-5)
Por la generación joven que viene, por algunos que se marchan -como Felipe Perrone, el gran capitán-, y por el ciclo olímpico que llevan -campeones de Europa y del Mundo-, esta Selección tiene el halo de elegida para ser la que lleve de nuevo a España a un podio olímpico. Hace casi tres décadas desde Atlanta 96, con aquel histórico oro.
Y el comienzo ha sido esperanzador. España se ha impuesto sobre Australia en su primer partido, un encuentro un tanto raro por momentos en el que el combinado español ha tirado de velocidad, y eso le ha generado muchas ventajas en ataque.
De hecho, a veces las transiciones eran tan rápidas que las combinaciones decisivas fallaban, permitiendo mantener con vida a los oceánicos durante el primer tiempo. Porque, de haber logrado ese punto de precisión, la ventaja al descanso podría haber sido amplia. Aun así, esas impurezas en ataque se solventaron con una defensa sólida que permitió generar nuevas contras. El mejor ejemplo fue el dos contra uno que convirtió Perrone en el primer cuarto, en ese momento para poner el 2-1 a favor.
Solo cuando lograron conectar con su boya, los australianos llegaron a apretar un poco el marcador antes del descanso (5-3). Pero Unai Aguirre se encargó de que no llegasen a igualarlo con varias intervenciones de mucho mérito.
Y siguió así tras la reanudación al parar un penalti dudoso -justo después de otra pena máxima no pitada para España, por cierto- y salvar, poco después, otro ataque que habría acercado a los rivales en el electrónico. Entre el portero y la efectividad de Alberto Munarriz desde lejos, España siguió poniendo tierra de por medio en el tercer parcial y decantando el partido.
Entraba el choque al último cuarto con un 8-4 a favor, aunque marcaron los australianos en el primer ataque y el juego se volvió loco durante un par de minutos. Recuperó el control España y consiguió amarrar la primera victoria, cerrada con un gol de Álvaro Granados a tres minutos del final.Ya era solo dejar pasar el tiempo que quedaba.
Faltó, quizá, un punto más de sangre fría para haber controlado mejor el partido. También aprovechar mejor las superioridades -sólo tres de 11-, pero España empieza con buen pie en lo que debe ser el viaje de vuelta a un podio olímpico. El martes, segundo asalto frente a Hungría.