La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha comunicado que el hombre que estaba ingresado en el Hospital Universitario La Paz por fiebre hemorrágica Crimea-Congo(FHCC) ha fallecido este sábado. Un varón de 74 años que acudió a Urgencias del Hospital Rey Juan Carlos el 19 de julio con malestar general. Días antes había sufrido una picadura de garrapata en el municipio de Buenasbodas, en Toledo. Esta enfermedad ya ha causado otros casos en España. De hecho, en Madrid se dio el primer caso de Europa Occidental no importado de otro ámbito geográfico. Ocurrió en septiembre de 2016, y partió de una garrapata de Ávila. Y no solo afectó al paciente, sino también al profesional que lo atendió. Tras este caso, se registró la presencia del virus en garrapatas capturadas sobre animales silvestres en municipios de siete comarcas estudiadas de las Comunidades Autónomas de Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid. A raíz del último caso, la directora general de Salud Pública, Laura Ruiz, ha resaltado que la fiebre hemorrágica Crimea-Congo es una enfermedad viral que es transmitida generalmente por garrapatas , concretamente una llamada Hyalomma, de procedencia africana. Según la OMS la tasa de letalidad de los brotes de FHCC puede llegar hasta el 40%. Y no hay ninguna vacuna disponible para las personas ni para los animales. No sólo puede transmitirse a través de su picadura. Puede propagarse en el caso de contacto con animales infectados . Y puede darse una transmisión entre personas en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de los infectados. También se producen infecciones como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos. El virus pertenece a la familia 'Nairoviridae' y es endémico de África, Asia, Europa del Este y Oriente Medio. La OMS aclara que, aunque hay varios géneros de garrapata que pueden verse infectados por el virus de la FHCC, Hyalomma constituye el vector principal . Si es por la picadura de una garrapata la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, máximo nueve . En el caso de contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo de 13 días. Los síntomas aparecen de manera súbita , con fiebre, dolor muscular, mareo, rigidez de cuello, cefalea, irritación de los ojos, fotofobia y lumbalgia. Además pueden darse náuseas, diarrea, vómito y dolor de garganta al principio, así como confusión. Tras dos a cuatro días, esa agitación evoluciona a depresión, somnolencia, dolor abdominal y sensación de debilidad. La OMS también destaca que otros signos clínicos son taquicardia, erupción por hemorragia cutánea en mucosas internas, por ejemplo en la boca, la garganta o la piel que pueden ir en aumento, e inflamación linfática. Habitualmente se dan signos de hepatitis, y el deterioro de los pacientes más graves puede ser muy rápido manifestando desde insuficiencia hepática a pulmonar a partir del quinto día de enfermedad. La directora general de Salud Pública ha señalado que hay que intentar no ir al campo, y en caso de que eso ocurra o se realicen actividades de senderismo es necesario usar repelentes . Y tras la excursión revisar la ropa, el cuero cabelludo y el cuerpo. También se aconseja vestir con ropa de colores claros , y con mangas y pantalón largo. Evitando el calzado abierto, y llevando los calcetines por encima del pantalón. Y si se va acompañado de un animal de compañía sería recomendable protegerlo con repelentes aptos para ellos. No obstante la OMS indica que es difícil prevenir o controlar la infección en los animales y las garrapatas, debido a que tanto el ciclo garrapata-animal-garrapata como la infección de los animales domésticos suelen pasar desapercibidos. Entre otras cosas porque las garrapatas que pueden actuar como vector son numerosas y están muy extendidas, «de modo que combatirlas con acaricidas que son productos químicos que las matan, solo es una opción viable en las instalaciones ganaderas bien gestionadas», afirman. Se realiza a través de pruebas de laboratorio que detectan el virus o anticuerpos contra el virus en la sangre del paciente. Como aclara la OMS no hay un tratamiento antiviral específico . El tratamiento general de sostén contra los síntomas es la principal opción ante esos casos. Se ha utilizado el antiviral ribavirina para tratar la infección, con efectos claramente beneficiosos. Y aunque se ha desarrollado una vacuna inactivada derivada de cerebro de ratón contra la FHCC, utilizada a pequeña escala en Europa oriental, actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz ampliamente disponible para uso humano. «A falta de vacuna, la única manera de reducir la infección humana es la sensibilización sobre los factores de riesgo y la educación de la población acerca de las medidas que pueden adoptarse para reducir la exposición al virus.