Recogió las bolsas, las cargó al hombro, se dirigió a la salida, se dio la vuelta y saludó a la Philippe Chatrier, ese lugar único y tan especial que lo despedía, solo él sabe si por última vez, pero que no iban a desaprovechar la ocasión de rendirle el minúsculo homenaje que se puede hacer desde una butaca a este tenista mayúsculo. Se termina, eso sí, la aventura olímpica de Rafael Nadal , rendido ante Novak Djokovic en individual, y sin poder levantar un choque de nervios con Alcaraz ante la pareja estadounidense Ram/Krajicek. Y lo asume, como siempre, guardándose los recuerdos muy dentro. «Ha sido una semana divertida, positiva en muchos aspectos no ah terminado de la manera que soñaba, pero esto es el deporte. Yo no he estado al nivel que necesitaba para luchar por medallas a nivel individual; y en el dobles estábamos jugando aun buen nivel, pero hoy no hemos estado acertados. Y los partidos son muy rápido y cualquier detalle te marca todo. No hemos empezado bien ni hemos sido capaces de llevar el partido al límite. La experiencia ha sido positiva. Hemos generado todo lo que teníamos para darnos las opciones. Hemos tenido una relación fantástica durante todo este tiempo. Hemos compartido mucho fuera de la pista, dentro hemos estado alegres, intensidad, ilusión. No ha podido ser. Y ya está. Para mí ya no hace falta analizar mucho más. Carlos tiene que seguir, pero yo lo único que tengo que analizar es cuándo tengo el vuelo de vuelta a casa», comentó el balear, sonrisa triste y resignación en la mirada porque se le escapa la última oportunidad de una medalla olímpica que hubiera supuesto un final estratosférico a su extraordinario palmarés. Aunque, por el momento, no quiere hablar de finales. Y lo repite un par de veces siempre contundente y receloso con los medios de comunicación: «Puede que haya sido mi último partido aquí, pero -subraya con el dedo- yo no he dicho que haya sido mi último partido aquí». Porque, como decía estos días, quiere tiempo. «Esto no afecta en nada. MI futuro como profesional lo que afecta son las ganas y el sentimiento que yo tenga cuando tenga que tomar la decisión. Se ha terminado una etapa. Me había marcado hasta los Juegos Olímpicos como objetivo. Se ha terminado este ciclo, y volveré a casa, desconectaré y en frío, cuando tenga claro cuál es mi siguiente etapa, sea con la raqueta en la mano o sin, os lo haré saber». «Me he esforzado lo suficiente para que si se terminara, fuera con la satisfacción de haberlo hecho todo lo posible y estar con la tranquilidad para dar el máximo en cada momento que he estado en la pista. Con esto me quedo tranquilo. Esto está conseguido, estoy en paz. Cuando tenga claras mis motivaciones o si no tengo motivaciones y no siento la capacidad de seguir, pues tomaré otro camino», continuó con esta respuesta para dejarlo claro. Para siempre en su vida, esa postal con la antorcha olímpica bajo la torre Eiffel: «Es un reconocimiento lo que he sido yo a título personal y lo que he sido yo en este lugar: Roland Garros y París y Francia. Me han regalado esta imagen para el resto de mi vida porque en este lugar he conseguido el récord más importante de mi carrera, y este será el más difícil de superar. Es agradecido de manera infinita». Y es ese 'gracias' que repite cuando ha saltado cada vez a este pista tan especial para él y que, esta ocasión, ha sido hacia un túnel del que solo él sabe si volverá a abrirse: «Cuando me he despedido he sentido agradecimiento, más que cualquier otra. Cosa sentirte como yo me siento cada vez en esta pista, lo único que puedo ser es ser agradecido. Es muy emocionante que en el lugar que más me importa sentir este apoyo y cariño incondicional que recibo es una satisfacción y una emoción interna difícil de explicar. He vivido mucho durante muchísimos años y ese cariño lo llevo conmigo para el resto de mi vida. Lo único que he sentido es agradecimiento». No ha podido ser esa medalla junto con Alcaraz, pero le desea todo lo mejor en su caminar en solitario , que él también sabe lo que es estar ahí y lo que significa un torneo olímpico: «Para mí ha sido una oportunidad única, creo que la hemos disfrutado los dos, hemos creado una ilusión conjunta muy bonita. Me llevo un recuerdo bonito de haber jugado con un jugador que va a ser de los mejores de la historia. Y haberlo hecho juntos en este lugar, con el ambiente que ha habido y representando a España en unos Juegos es una experiencia única, la he disfrutado todo lo que he podido. Agradecerle su buena predisposición que ha tenido dentro y fuera de la pista. Y le deseo lo mejor. Ojalá lleve la medalla de oro a España. Que tanto él como Sara Sorribes y Cristina Bucsa nos traigan alegrías para nuestro país».