Los cazas españoles vuelven a Rumanía para vigilar el área del mar Negro
Las Fuerzas Armadas españolas continúan dando apoyo a las diferentes fuerzas de disuasión de la OTAN en el flanco Este para hacer frente al desafío ruso. En esta ocasión le vuelve a tocar al Ejército del Aire, que desde hoy lidera la misión de Policía Aérea Reforzada de la Alianza desde Rumanía, relevando a Reino Unido y Finlandia. Allí ha desplegado un destacamento aéreo con aviones de combate que vigilarán y protegerán el espacio aéreo aliado en el área del mar Negro, algo que ya ha hecho anteriormente tanto allí como en el Báltico, donde el martes concluyó su misión en Lituania.
En concreto, tal y como han confirmado a LA RAZÓN fuentes militares, este contingente llegó hace varios días a la base aérea Mihail Kogalniceanu, cerca de la ciudad de Constanza, para preparar esta nueva misión, que se prolongará hasta el próximo mes de diciembre.
Tras haber completado la certificación operativa, hoy arranca su misión, aunque el acto oficial de relevo tendrá lugar la próxima semana.
Se trata de una operación a la que ya está más que acostumbrada la Fuerza Aérea española y que, como es habitual en los numerosos despliegues de este tipo que viene realizando los últimos años, contará con alrededor de 150 militares y ocho cazas F-18 –cuatro del Ala 12 (Madrid) y cuatro del Ala 15 (Zaragoza)–, aunque también cuentan con el apoyo de efectivos de otras unidades.
Durante los próximos meses, su misión será la de vigilar y garantizar la inviolabilidad del espacio aéreo aliado en el área del mar Negro. Una zona por la que vuelan numerosas aeronaves rusas sin identificar y que son consideradas una amenaza para la Alianza, lo que implica que se activen a los cazas para interceptarlos.
En menos de 15 minutos, los aviones de combate tienen que despegar para alcanzarlos e identificarlos, haciéndoles ver que no pueden adentrarse en ese espacio aéreo.
Misión cumplida en Lituania
Esto es lo mismo que ha estado haciendo desde abril un contingente similar (ocho cazas F-18 y 150 efectivos) en la localidad de Siauliai (Lituania), como parte de la Policía Aérea del Báltico. El denominado destacamento «Vilkas» concluyó el martes su misión, cediendo el testigo a Italia, tras cuatro meses en los que han interceptado una treintena de aeronaves rusas por el corredor que une las ciudades de Kaliningrado y San Petersburgo.
En todo este tiempo han estado desplegados cerca de 400 aviadores españoles en diferentes rotaciones, incluyendo los apoyos con los que han contado en algunos periodos, como los dos prestados por un avión A400M de reabastecimiento en vuelo del Ala 31.
Durante su misión, el destacamento español ha sobrepasado las 1.000 horas de vuelo.
Pero además de en esas misiones reales para identificar aeronaves de Rusia, también han participado en numerosos ejercicios multinacionales para aumentar la interoperabilidad con otros países, como Suecia o Finlandia tras su incorporación a la Alianza Atlántica.
A estas aportaciones a la seguridad del espacio aéreo aliado se suma el destacamento «Tigru», también en Rumanía, que cuenta con un radar de alerta temprana y unos 40 efectivos del Ejército del Aire desplegados desde octubre de 2022 y que han superado ya las 13.000 horas de vigilancia.