El Estado Islámico alecciona a sus seguidores para que fabriquen armas de fuego en impresoras 3D
“Esta es una guía de cómo hacer una pistola 9mm hecha en una impresora 3D, debes seguir el tutorial correctamente, la parte más difícil de hacer es el cerrojo que es de metal, esta pistola tiene problemas de alimentación debido a su diseño, pero el día 20 pondré a disposición una pistola bullpup que es más fácil de hacer y que no tiene muchos problemas”.
El anuncio, junto con el correspondiente manual aparece en las redes del Estado Islámico. Es un tutorial de 172 páginas en el que, con abundantes fotografías, y se refiere a la FGC-9 y la forma de fabricarla. Se trata de un arma semiautomática, cuyaspiezas se pueden fabricar con una impresora 3D.
Fue diseñada y fabricada por primera vez entre 2018 y 2020 por Jacob Duygu, un kurdo alemán conocido por el seudónimo "JStark1809". Aunque la mayor parte del arma de fuego se puede imprimir en 3D, sus componentes que soportan la presión son piezas de metal que se pueden comprar o fabricar en casa. El costo total de producción, suponiendo que el fabricante posee una impresora 3D, es inferior a 500 dólares estadounidenses.
El nombre del arma es un acrónimo de "Fuck Gun Control" (A la mierda el control de armas), y el "9" hace referencia a su calibre de 9 mm parabellum.
El hecho de que los yihadistas incluyan entre sus tutoriales, numerosísimos, el de esta arma semiautomática, con gran capacidad de fuego, demuestra que la banda no cuenta con sistemas de distribución seguros con los que enviar material a los terroristas que eventualmente puedan atentar como actores, “lobos”, solitarios. Son constantes las publicaciones con instrucciones para fabricar explosivos y artefactos caseros y, recientemente, han distribuido un manual destinado a los “lobos solitarios”.
No se puede despreciar la capacidad de este tipo de individuos para hacer bombas caseras (como se demostró con un menor detenido en Andalucía por la Policía) y ahora utilizar impresoras con fines terroristas.
Es verdad que, dada la nula inteligencia de estos sujetos, a los que mueve la fanatización, al final recurren al cuchillo para degollar “infieles”, lo que no quiere decir que algunos, que se les dan de los listos del grupo, se lancen a iniciativas para cometer atentados de mayor repercusión, como le ocurrió a la célula de Ripoll a la que les estalló todo el explosivo THTP que fabricaban en un chalet de Alcanar. De no haber sido así, la repercusión de las acciones criminales planificadas en Cataluña habría sido tremenda, aunque causarán numerosas víctimas cuando optaron por los atropellamientos masivos y apuñalamientos.