Rafa Lozano cae en cuartos y no le puede dar otra medalla al boxeo
Rafa Lozano lloró nada más escuchar la decisión de los jueces, que le daban el triunfo a su rival a los puntos (3-2) en decisión dividida. La victoria, muy ajustada, de Yunior Alcántara, le garantizaba medalla y dejaba fuera de los metales al púgil español, que pagó su juventud (19 años) y puede que la inexperiencia de ser sus primeros Juegos Olímpicos. Hay mucho boxeo en esos 51 kilos del cordobés, que va a tener muchas opciones para colgarse una medalla olímpica en el futuro. Lo que pasa es que él es un prodigio de precocidad y que quería hacerlo a la primera, además estaba ya a un paso.
La pelea con el dominicano, sólo un año mayor que el español pero más experimentado, fue tan táctica como igualada, con pocos impactos y mucha tensión, porque los dos peleadores son eléctricos y saben que si se despistan un segundo pueden pagarlo caro. Yunior Reyes es de los que les gusta bailar y hacer aspavientos mientras pelean, como si quisieran ir telegrafiando a los jueces lo que está sucediendo. Con la guardia baja retaba al cordobés, que no quería salirse del guion, pero se quedó un poquito corto. Lo tiró todo en el tercer asalto, cuando estaba por detrás en el marcador y necesitaba darle la vuelta a las cartulinas, pero Reyes tiró de experiencia se movió mucho y no dio opción. Cuando sonó la campana la cosa estaba muy apretada, pero se impuso el dominicano.
Tendrá que esperar Rafa Lozano, pero tiene todo el tiempo del mundo y el mejor ejemplo, el de su padre, Rafa Lozano también, el "Balita", que llevaba 24 años esperando a que sus pupilos rompiesen la sequía de metales olímpicos para el boxeo español Él fue plata en Atlanta 96 y bronce en Sídney 2000 y ahora orienta y enseña a las nuevas generaciones. Entre los que está su hijo Rafa, al que le decía entre el segundo y el tercer asalto que metiese más el gancho de izquierda. Le hizo caso, pero no bastó para asegurar la segunda medalla en boxeo en estos Juegos de París.