Las sanciones de ley de áreas tan caras a los electores como la educación, suelen promulgarse en ceremonias televisadas, entre bombos y platillos porque son buenas para alimentar los índices de popularidad. No fue así el jueves, cuando el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva , simpático a esos eventos, firmó en silencio y entre las cuatro paredes de su gabinete, la nueva ley que regirá la educación secundaria, ahora sin la oferta obligatoria de la enseñanza del español , una decisión que ha generado polémica después que se confirmó el lobby de las embajadas de Francia, Italia y Alemania para retirar el idioma de los currículos. «No hubo ninguna celebración por parte del gobierno, lo que básicamente dice mucho, ¿no? Porque la educación es una de las prioridades del gobierno», fue lo primero que notó Jorge Rodrigues de Souza Junior , director de la Asociación Brasileña de Hispanistas (ABH) , en São Paulo, al conversar con ABC . «Y esta reformulación fue silenciosa. Dice mucho sobre cuánto tuvo que ceder el Gobierno para que esto se sancionara», comenta el profesor, un activista por la enseñanza del español , que siguió de cerca todo el proceso de trámite de la nueva ley y sus vaivenes desde el 2005. La polémica se encendió porque la enseñanza del español ya estaba incluida en el proyecto de ley aprobado por las dos Cámaras del Parlamento brasileño , pero fue retirada en julio cuando retornó para su última revisión antes de la decisión presidencial, en un trámite apresurado y discreto. La noticia de que las embajadas de Francia, Italia y Alemania trabajaron activamente para la exclusión del español en los currículos obligatorios le echó los reflectores a la actuación del relator José Mendonça Filho , que solicitó la retirada del idioma en un documento presentado en el comienzo de julio. En una entrevista a Radio Cámara, Mendonça Filho declaró que no es necesario mantener la enseñanza obligatoria del español en la escuela secundaria , porque ya existe esa obligatoriedad para el inglés y existen otros idiomas con fuerte presencia en el Sur y Sudeste de Brasil, donde residen inmigrantes de otros países europeos, justamente los que hicieron lobby contra el español. Según el profesor Rodrigues , ese argumento es débil porque la prioridad del español consideraba la presencial del país en un continente de países hispanohablantes, pero permitía el multilingüismo , en casos específicos, como la posibilidad de enseñanza del francés en la frontera de Brasil con la Guayana Francesa, o de solicitar clases de japonés en una ciudad con una fábrica nipona. El cambio, además, atropellaba un documento que había sido redactado por el ministerio de Educación , aprobado en las dos cámaras y recogía las recomendaciones colectadas en consultas públicas e investigaciones científicas, recuerda el activista, doctor en español por la Universidad de São Paulo y profesor del Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología de São Paulo . Mendonça Filho era también ministro de Educación durante el Gobierno del expresidente Michel Temer , cuando la enseñanza del español, que era obligatoria desde el 2005, fue derogada con la reforma de la enseñanza secundaria de 2017, propuesta por su equipo. A partir de ese momento, nueve de los 27 estados brasileños dejaron de ofrecer la enseñanza obligatoria del español, entre ellos, el estado de São Paulo, el mayor y más importante del país. La semana pasada, representantes de asociaciones de profesores de español de 21 estados, Asociaciones Lingüísticas e Hispánicas brasileñas e iberoamericanas , además de colectivos en defensa de la educación, emitieron una declaración pública cuestionando las alteraciones. «Es necesario destacar el papel de Brasil en América Latina , teniendo en cuenta su posición geopolítica en el continente y, específicamente, su liderazgo en la economía, con relaciones comerciales que contribuyen al crecimiento de diversos segmentos, como la industria, el comercio, el turismo y el sector de servicios», destacaba el texto. El documento también resaltaba las inversiones realizadas en el país desde el 2005, tanto en la capacitación de profesores, como en la apertura de nuevas licenciaturas y en la compra de material didáctico. Las presiones sobre la enseñanza en Brasil son grandes con un sector privado de educación multimillonario y en ascensión . El año pasado el rubro registró un crecimiento del 9,4%, con una facturación superior a los 35 mil millones de euros, según indica un estudio realizado a partir de datos oficiales, realizado por la consultora IPC Maps, especializada en consumo. Casi el 80% de ese total representa servicios educativos , un total de 764.796 empresas, entre ellas, algunos pocos grupos que concentran grandes fondos y fuerte influencia política.