Novak Djokovic quiere mucho el oro olímpico. Tanto que los nervios están a flor de piel. Preocupado por el dolor que sintió en la rodilla durante los cuartos, aplicado en su lucha con el italiano
Lorenzo Musetti en semifinales, explotó en los inicios del segundo set. Y repartió a todos, especialmente a su banquillo y al juez de silla, el español
Jaume Campistol.
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