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03.08.2024 00:31

La Republica

Rubén Burga llegó a Estados Unidos a los 16 años con el sueño de forjarse un futuro lleno de nuevas oportunidades. Su camino comenzó en un restaurante de Hollywood, donde trabajó como valet parking. Allí, tuvo la oportunidad de estacionar los autos de celebridades como Elizabeth Taylor y Robert De Niro, ganando hasta 700 dólares diarios en propinas. Años de esfuerzo y dedicación lo llevaron a alcanzar su sueño americano, y hoy en día, este emprendedor peruano ha logrado establecer su propio restaurante denominado Limeña en California.

En esta nota, te contamos la inspiradora trayectoria de Rubén Burga, desde sus humildes inicios como valet parking hasta su éxito como dueño de un restaurante en los Estados Unidos.

Rubén Burga migró a EE.UU. a los 16 años

En los años 70, a la edad de 16 años, Rubén Burga, emigró a Estados Unidos con el valioso apoyo de su hermano, quien ya residía en el país desde hacía cuatro años. Gracias a la ayuda de su hermano, Burga pudo obtener una visa para estudiar en un colegio estadounidense, lo que marcó el comienzo de su nueva vida en el país americano, permitiéndole forjar las bases necesarias para poder desenvolverse.

“Llegué aquí al principio del 71, me vine a los 16 años, para cumplir 17. Apenas terminé la escuela secundaria, llegué a California, primero vivía en Hollywood y al día siguiente ya estaba trabajando (…) vine con la intención de estudiar, me dio la visa de estudiante un high school, volví a hacer el high school para aprender el inglés, luego fui al college e hice carrera. Empecé trabajando de valet parking en una tienda”, cuenta Burga en una entrevista al canal de YouTube de Mathias Brivio.

Para poder desempeñarse como valet parking en Estados Unidos, Rubén Burga necesitaba saber manejar un automóvil. Desde su infancia en Perú, Burga ya había desarrollado una gran pasión por los autos y había aprendido a conducir de manera autodidacta desde los 9 años. En ese tiempo, solía tomar el auto de su padre sin permiso para practicar y mejorar sus habilidades al volante, lo que eventualmente le permitió adaptarse con éxito a su trabajo en el nuevo país.

“Le robaba el carro a mi papá hasta los 11 años, para mí era un sueño, eran una obsesión, los carros, yo soñaba manejando (…) Estuve manejando dos o tres días, hasta que los vecinos le contaron a mi mamá me quitó las llaves. Cómo es la vida, al final llego acá (a Estados Unidos) y termino trabajando con carros, y trabajar con carros espectaculares, lujosos, Porsche, Ferrari en West Hollywood”, narró muy contento el peruano.

Ganaba 700 dólares al día parqueando autos

Rubén Burga trabajó durante un año en un restaurante cercano al Ambassador Hotel, el mismo lugar donde fue asesinado Robert Kennedy. En ese tiempo, tuvo la oportunidad de conocer a varios artistas internacionales, entre ellos a Sammy Davis Jr., a quien en varias ocasiones estacionó su lujoso automóvil.

“Ahí tenía un show, Sammy Davis Jr., que es un artista que canta The Candy Man, en las noches él tenía una Kayla rojo convertible y después de que terminaba su show se iba a un restaurante y yo le atendía, yo le parqueaba el carro. Así empecé”.

Después de 12 meses trabajando cerca del Ambassador Hotel, Rubén Burga fue trasladado a otro restaurante que aparentemente no tenía futuro debido a la falta de área de estacionamiento, lo que generaba inconvenientes para los vecinos. El dueño del valet parking decidió abandonar el restaurante debido a estos problemas, dejando el estacionamiento disponible. El propietario del restaurante, Patrick Terrel, vio la oportunidad y le ofreció a Rubén hacerse cargo del estacionamiento. Este marcó el comienzo del éxito para Burga, quien comenzó a ganar hasta 700 dólares diarios gracias a su nuevo negocio de parqueo en el restaurante.

“A la ciudad le estaba molestando eso de estacionar en la calle, entonces se sale la valet parking y el dueño del restaurante, Patrick Terrel, me dice, ‘¿te quieres quedar con el parking? Yo compro el seguro y tú lo manejas’. Ya, le dije y me quedé con el parking. A Los 3 meses que me quedo, el restaurante se hizo superfamoso (…) venían los millonarios de Texas, los petroleros, a mí me dejaban 100 dólares en esa época, yo tenía 17 años, ganaba entre las 12 del día hasta las 3 de la tarde, 700 dólares en esa época, diarios”, reveló al programa 'Yo la hice'.

“Ahí conocí a todos, porque ahí llegaba, por ejemplo, Rod Stewart, con quien jugamos futbol, teníamos el futbol en común, a Rod le gusta mucho el futbol. Robert De Niro, Dustin Hoffman, Diana Ross, Orson Welles, llegaba todos los días, tenía su propia mesa. Ahí también llegaba Kirk Kerkorian, el dueño del Metro-Goldwyn-Mayer, dueño de los casinos en Las Vegas”, añadió.

La variedad de platos que ofrece Limeña Restaurant en California, Estados Unidos. Foto: captura de pantalla del canal de Mathias Brivio.

Gracias a su habilidad y a la creciente fama de su empresa de valet parking, Rubén Burga logró posicionarse entre las cinco compañías más grandes de California en su sector. Su destreza en el manejo y la gestión del estacionamiento le permitió expandir su negocio y alcanzar un notable éxito en el competitivo mercado californiano.

“Decidí abrir la compañía de parking, empiezo la compañía dándoles servicios a todos estos restaurantes y llegué en una época a ser la compañía (de parking) más grande en California”.

Abre su restaurante ‘Limeña’ en California

Después de enfrentar problemas con algunos restaurantes por causas injustas, Rubén Burga decidió emprender un nuevo camino y abrir su propio negocio de comida peruana denominada Limeña en California, poco antes de que comenzara la pandemia de COVID-19. A pesar de la crisis global, Burga invirtió una cantidad considerable de dinero en su proyecto y se mantuvo firme en su decisión de no rendirse. Su determinación le permitió superar los desafíos y continuar adelante con su sueño empresarial en tiempos difíciles.

“Se nos vino todo abajo, pero había que seguir adelante, ya tenía mucho dinero invertido acá. Había contratado una compañía americana que asesora a los restaurantes para abrir y diseñar, hacer el marketing y todo eso y a mí me costaba 25 mil dólares mensuales en esa compañía y con el Covid se vino todo abajo”, señaló Burga.

Asimismo, señaló que, gracias al apoyo de su familia y vecinos, su restaurante sigue en pie y tiene mucho éxito vendiendo sus platos de comida peruana.

“No abrimos en marzo cuando inició la pandemia, nos hemos mantenido cerrados hasta que dejaron abrir afuera, y como teníamos el patio, pudimos agregar mesas para atender afuera y ahí empezamos y gracias a Dios, la comunidad que tengo, agradezco a la comunidad por el gran apoyo que nos han dado desde el día uno. Tenemos clientes que nos han dicho ‘tu comida en muy buena, no queremos que quiebres, te vamos a apoyar y gracias a ellos estamos todavía acá en momentos tan difíciles (...) es un sueño hecho realidad”.