Sensaciones dispares en el triple
París.— En una jornada de dioses rotos en el atletismo, salvo el monstruo de impulsión de la bala, Cuba se fue sin medallas en el triple salto, pero el cuarto lugar de Liadagmis Povea (14,64 m) le supo a oro, después de una lesión de la que tardó en recuperarse.
Povea disfrutó la noche parisina en el majestuoso estadio olímpico, mojada más de optimismo y voluntad que de la lluvia que caía persistentemente.
Se ubicó, incluso, cerca del bronce y por delante de su compañera Leyanis Pérez (14,62 m), quien sí quedó por debajo de sus posibilidades, tras una exitosa temporada y con pretensiones de rebasar los 15 metros en estos Juegos.
Povea, en su tercera cita bajo los cinco aros, calificó como «cosa de locos» su actuación, y no es para menos. Una locura que celebrará igual que si hubiese sido el podio que dejó escapar en la tabla del quinto intento por solo tres centímetros.
«Parecía que no iba a estar aquí, una vez clasificada me propuse ser finalista, pero yo siempre doy lo mejor de mí, y nunca dejo de buscar una medalla.
«Tuve pocas competencias antes de la olimpiada por la lesión, pero agradezco el trabajo del fisioterapeuta, el médico y mi entrenador», dijo satisfecha a su paso por la zona mixta.
En su quinto salto salió eufórica del cajón. Sabía que era un buen estirón. «Pensé incluso que era más grande, pero lo disfruté», comentó, sin obviar que estaba ansiosa, porque veía opciones de podio, aclaró Povea, quien mejoró un escaño respecto al lugar alcanzado en la cita olímpica de Tokio.
Además de su capacidad de sobreponerse a sí misma, Povea compitió suelta, relajada, tranquila. «Como no era favorita, nadie me presionó, pasé inadvertida y eso me benefició», subrayó.
Otra fue la suerte de Leyanis. Sus actuaciones este año y la ausencia de Yulimar Rojas debido a una lesión, la ubicaban en el radar de los expertos para podio, e incluso como fuerte candidata para dominar la prueba.
Sin embargo, se le vio tensa, aunque ella dejó claro que no fue por el 15,02 metros de la campeona Thea Lafond, quien dio la primera medalla olímpica (y oro para más felicidad) a Dominica en su historia.
«Ella podía hacerlo, pero yo no pude resolver un problema técnico del segundo al tercer paso que me costó el resultado. Lástima que haya salido hoy (ayer), pero el deporte es así.
«No estoy contenta con lo sucedido, pero tampoco voy a llorar, lo que pasó en la competencia lo dejé allí mismo. Toca ahora esforzarse, seguir ganando y dando de qué hablar en el triple salto», comentó la joven pinareña.
La representante de Dominica, quien firmó récord nacional de su isla, fue secundada en el podio por la jamaiquina Shanieka Ricketts (14,87 m) y Jasmine Moore, de Estados Unidos, con marca de 14,67 m.
Por Cuba, han dejado buenas sensaciones en la pista el velocista Reinaldo Espinosa y las corredoras de 800 metros planos Daily Cooper y Rose Mary Almanza, ganadores de cupos para sus respectivas semifinales.
Aunque la mítica Shelly-Ann Fraser-Pryce no se presentó este sábado en la semifinal de los 100 metros, donde buscaba su quinta presea seguida (oro en Beijing y Londres, tercera en Río de Janeiro y segunda en Tokio), el reinado quedó en la región caribeña, gracias a Julien Alfred, de Santa Lucía, quien fijó plusmarca para su país (10,72 segundos) y dejó en plata y bronce a las norteamericanas Sha’ Carri Richardson (10,87) y Melissa Jefferson (10,92).
También resultó espectacular el remate de Países Bajos en el 4x400 mixto, que en los metros finales superó a la posta estadounidense.
En impulsión de la bala, el rey de Tokio y dueño de las mejores marcas mundial y olímpica, Ryan Crouser (Estados Unidos) registró 22,90 metros en una competencia donde otros tres mortales también lograron disparos por encima de 22 metros.