Yolanda Díaz no busca simpatizantes, quiere afiliados
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, lleva un año intentando fidelizar a todos los inscritos en la web de Sumar. A través de una plataforma online dirigida a ellos, y de correos cada tres días, ha ido informando a los simpatizantes de la posición del partido en asuntos destacados, como la guerra de Ucrania, el conflicto entre Israel y Palestina, la subida del salario mínimo y la subida de impuestos a las grandes empresas.
También ha utilizado esa vía para solicitar donaciones y para lanzar una línea de microcréditos con la que financiar las campañas electorales.
Díaz tardó dos años en anunciar su candidatura y, tanto las elecciones generales como todos los comicios autonómicos celebrados este año, han cogido a la formación “en pañales”, en palabras de los propios miembros de Sumar. Sin estructura orgánica ni organización interna, más allá de elaborar las listas electorales.
Ese problema ha impedido al partido conseguir financiación y le ha obligado a utilizar el crowfunding a contrarreloj. Tras los malos resultados en todas las elecciones -gallegas, vascas, catalanas y europeas-,Díaz dimitió como coordinadora y se despidió de sus afiliados por carta. Pero ahora ha vuelto, para lanzar una campaña que convenza a los inscritos de hacerse militantes y miembros de Sumar.
La nueva estrategia busca impulsar la financiación del partido. Mientras afiliarse en la web no tiene coste alguno, los militantes tienen que abonar una cuota anual. Eso permitiría al partido abrir más vías de recaudación que las donaciones y los microcréditos -que Sumar tiene que devolver al término de cada campaña electoral-, con el objetivo de afianzarse políticamente y crear una base sólida de ingresos ante cualquier adelanto electoral.
La formación ha tenido que devolver, con intereses, los préstamos de los ciudadanos con los que ha pagado mítines, panfletos, propaganda, cartelería… Y ha tirado de voluntarios para aglutinar un equipo que trabaje en redes sociales, transporte de material o creación de memes durante las campañas.
El partido se enfrenta a una situación económica compleja. La marca Sumar cotiza a la baja en cada elección, y su fuerza depende más que nunca del resto de formaciones autonómicas -Compromís, En Comù Podem, Más Madrid…-. Las confluencias a no quieren firmar un acuerdo de largo plazo con Díaz, y obliga a negociar, en cada convocatoria, si presentarse con Sumar o por separado en función de los puestos que les ofrezcan en las listas. Esa colocación se traduce en menor protagonismo para los miembros de Sumar y en más ingresos para los socios por conseguir escaños de salida.