Chiapas: entre la inseguridad, la pobreza y la ingobernabilidad
El día de hoy trataremos un tema tan escabroso y triste como es el problema que está viviendo el estado de Chiapas.
Chiapas es el único estado de la República que por voluntad propia se anexó a México. Sin embargo, la historia marca el olvido y el desprecio que durante muchos años el gobierno federal tuvo por la entidad.
No obstante, este maravilloso estado logró mantenerse en paz, los chiapanecos podían caminar y vivir con seguridad. Han pasado muchos gobernadores, y aunque hubo raras excepciones de algunos que no se enriquecieron, muchos sí lo hicieron.
Los chiapanecos pensaron, como todos los mexicanos, que los cambios de gobierno traerían progreso. Qué triste la realidad en la que hoy se vive.
Por azares del destino conocí al actual gobernador, Rutilio Escandón, cuando ocupaba el cargo de presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Chiapas; me pareció un hombre, si no brillante, al menos correcto. Cuando el pueblo lo eligió para gobernar Chiapas, algunos pensamos que, con la supuesta experiencia que tenía, pondría orden y aplicaría la justicia que tanto se reclama, dada su formación como abogado.
Desgraciadamente, para los chiapanecos, los hechos han demostrado lo contrario. De ser un estado tranquilo, en lo que va del sexenio, Chiapas se ha convertido en un campo de batalla, provocado por la penetración de diversos cárteles del narcotráfico y la delincuencia organizada. Habría que preguntarse por qué, y la respuesta, aunque duela, es por la falta absoluta de autoridad en el ejercicio del poder, que el pueblo le otorgó a Rutilio Escandón.
Chiapas fue noticia cuando a finales de 1993 apareció el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, iniciándose una guerra de papel, toda vez que los indígenas fueron engañados por aquellos que, con ansia de poder, querían gobernar México. Chiapas fue noticia internacional.
La falta de seguridad que vive el estado, a mi manera de ver, surge por la falta de gobierno.
Todos los gobernadores de la República piensan que el narcotráfico y la delincuencia organizada son temas que son responsabilidad de la Federación, e ilusamente se lavan las manos, otorgando esta responsabilidad del combate al crimen organizado a la Federación. Sabemos perfectamente que, si bien es cierto que la Federación debe actuar, también es responsabilidad de los gobiernos estatales combatir el crimen, algo que en Chiapas no ha sucedido.
Es impresionante saber que en el estado operan varios cárteles del narcotráfico, que se están peleando el territorio debido a su cercanía con Guatemala y Centroamérica, siendo un paso para el tráfico de drogas y migrantes.
Se permitió con absoluta irresponsabilidad dejar los espacios que la autoridad debe ocupar en la sociedad a la delincuencia.
Debe uno preguntarse por qué. ¿Será por negligencia, incapacidad o corrupción? Por cualquiera de estas razones, las autoridades son responsables de lo que Chiapas vive.
Es tanta la falta de autoridad, que han permitido que la delincuencia arme a los indígenas. Estos grupos delincuenciales se aprovechan para reclutar a la fuerza a los indígenas, para que pasen a formar parte de las organizaciones criminales. Incluso se ha llegado a la lamentable situación de expulsar de sus tierras y de sus pueblos a muchas familias, que han tenido que emigrar a Guatemala.
Estos hechos son vergonzosos para los mexicanos, cuando antes eran los guatemaltecos los que emigraban a Chiapas, huyendo de la brutalidad de las autoridades guatemaltecas.
La opinión pública debe conocer estos hechos, debe saber de la zozobra, la incertidumbre, el temor y el miedo que en varias regiones de Chiapas se está viviendo.
El sexenio está por terminar, y el pueblo eligió a un nuevo gobernador, Eduardo Ramírez, quien sé perfectamente que conoce los problemas de Chiapas.
¿Qué estado encontrará este nuevo gobernador, quien tendrá que utilizar toda su capacidad para recomponer un estado en donde ha habido una absoluta ingobernabilidad? Que quede claro, no es nada personal contra Rutilio Escandón, pero espero que el nuevo gobernador le reclame su proceder en contra de los chiapanecos.