El Córdoba cumple 70 años. Un aniversario que llega en un momento dulce de la entidad, al menos en lo deportivo. El cordobesismo no ha dejado de crecer desde el 6 de agosto de 1954 , cuando se fusionaron el Deportivo Córdoba y el San Álvaro . El club blanquiverde ha vivido en su senectud una de sus peores etapas, con una posible desaparición de la entidad, pero ahora afronta una nueva década con cierta estabilidad en el ambiente aunque con muchos deberes por delante. Sus fieles, en plena campaña de abonados, han crecido con el paso de los años. Algunos acuden religiosamente cada verano a renovar su carnet, desde que el Córdoba jugaba en el viejo Arcángel. ABC ha podido hablar con Antonio Claramunt (socio número xx) y Rafael Barroso (exconsejero del club junto a Rafael Campanero y socio número 84). Ambos derrochan sentimiento blanquiverde y han vivido los peores y mejores momentos de un club que sigue creciendo 70 años después, en busca de una mayor masa social que a día de hoy ronda los 12.000 socios. Para Antonio Claramunt, «los primeros recuerdos como cordobesista vienen de la mano de mi padre Salvador, él era de fuera, pero le gustaba ver el fútbol en directo. Tras el segundo ascenso del equipo a Segunda División, en el año 1971, se hizo con dos abonos en aquel Arcángel». Aunque él era un recién nacido por aquel entonces, empezó a ir a partidos «con cinco o seis años» y a partir de 1977, fue asiduamente junto a su padre , comenzando una bonita historia de amor blanquiverde. Antes del desierto que atravesó el equipo, con 17 años lejos del fútbol profesional, Antonio declaró que vio «buenos equipos en los 80». Por su parte, Rafael recordó «ir con mi padre cuando tenía cinco o seis años a unos palcos del antiguo Arcángel, estaban al aire libre a ambos, recuerdo ver a Espina, a Juanito Vázquez, jugadores de los años 50». Rafael incluso nos cuenta que su mujer Inmaculada es la abonada número 83 , de las pocas mujeres que hay por debajo del 100. AL final, «te haces del Córdoba por la familia que está ligada al fútbol porque mi padre estaba en el Atlético Cordobés, ahí surgió todo ». También vivió desde dentro los años que presidió el mítico presidente cordobesista Rafael Campanero. 70 años dan para mucho en la historia del Córdoba, que ha firmado capítulos memorables. Para Antonio, «el mejor momento fue el ascenso en Cartagena, por las circunstancias que se dieron, había visto muchos proyectos con expectativas y luego todo fracasaba. He visto una gran eclosión de la afición con Rafael Campanero, pero no se ascendía a Segunda». Tuvo que llegar en 1999, el Cartagenazo que celebra también su 25 aniversario este año. Para muchos, un 'boom' que hizo pasar de los 2.000 abonados a los 6.000 , que siguieron creciendo hasta hoy. Para Rafael, sus mejores momentos como blanquiverde van ligados a los acensos. Concuerda con Antonio en la importancia que tuvo el ascenso en Cartagena de 1999. «Después de muchos años pasándolo mal y viendo el campo casi vacío, el ascenso fue un respiro y un paso hacia adelante aunque también viví con mucha pasión el ascenso en Huesca, lo que yo solté en ese momento quedará siempre para mí». También recordó el primer ascenso a Primera, ya que «fui con mi padre a saludar a los jugadores en su recibimiento, tengo esa imagen grabada». No se puede olvidar del momento más triste vivido en el club, con la intervención de la Guardia Civil en El Arcángel, en plena etapa de Jesús León como presidente del Córdoba. Sin embargo, esa etapa que culminó en 2019, dio paso a una nueva era de estabilidad que continúa en el Córdoba con la llegada de Infinity. Antonio está de acuerdo en que hay un aumento de la afición en los últimos años. Para él, «tan importantes son los abonados como nosotros que pagamos cada año como los nuevos que lleguen esta temporada, me ilusiona la afición porque muchas veces la ciudad ha vivido de espaldas al club. En los últimos años se ve más ilusión, pero a veces ha sido muy difícil ser cordobesista en Córdoba». El cordobesismo ha crecido y en eso está de acuerdo también Rafael que asegura que «yo estaba en los colegios y no se veía una camiseta del Córdoba, no sé ni si se vendían, y los que llevaban la camiseta eran señalados por el resto. Creo que en Cartagena todo cambió, y se ven muchas más camisetas desde entonces, todavía está generando todo aquello a pesar de la etapa con Jesús León». A su juicio, «tenemos una afición tremenda, muy exigente, todos los jugadores que pasan por aquí alaban la afición, pero somos duros ».