Piotr Beczala: maestría en el Festival de El Escorial
Aunque el Festival de San Lorenzo de El Escorial empezó con
la actuación de la recuperada pianista María Luisa Cantos, mucho más esperado y
con lleno total era la actuación del tenor Piotr Beczala con el Coro y la
Orquesta de la ORCAM, que casi no cabían en el escenario del teatro. No es
extraño, ya que estamos ante la voz de tenor lírico puro más natural que existe
hoy día. España está de suerte, porque ha podido escuchar a los tres grandes
tenores de hoy: Kaufmann en Cap Rocat, Tetelmann en Peralada y Santander y
Beczala en Peralada y San Lorenzo. Con algunas diferencias notables. Una
entrada para Kaufmann costaba más de 200€ a pesar de cantar con megafonía,
mientras que las de Beczala estaban a 35€ para mayores de 65 años y con
descuentos del 50% para quien se abonase a seis espectáculos de los once
programados en la villa escurialense. Concierto a lo grande, con un repertorio
exigente para los intérpretes y muy agradecido para el público, que nos hizo
recordar y añorar a muchos los muy prometedores inicios de este festival para
el que fue creado, entre otras razones, el Auditorio-Teatro y que se frustró
tras media docena de ediciones esplendorosas, con óperas como "Don Carlo" representadas en escena o directores como Gardiner, Muti, Bishop y tantos otros.
Confiemos que la CAM pueda rescatarlos si no le desaparecen dineros con el
previsto nuevo sistema de financiación para España. Y, al menos por favor, unas
notas al programa bien redactadas y subtítulos proyectados.
El tenor polaco tiene muchas cosas a su favor, máxime cuando elige un repertorio totalmente adecuado a su voz de lírico puro, como en esta ocasión. Es un maestro en el manejo de su instrumento. Hace ya más de veinte años que destaqué sus valores cuando pertenecía a la compañía de la Ópera de Zurich. Sin embargo, empezó a ser conocido en España por la perfectamente prescindible "Traviata" de la Scala de 2013. Un par de años después se presentó en el Teatro Real en un concierto con orquesta en el que homenajeó a Alfredo Kraus. Declaró entonces ser admirador del tenor canario. Ahora parece más bien serlo de Jussi Bjoerling sin que lo declare, porque la voz recuerda en muchos momentos a la de aquel admirable tenor y en otros a Carreras o Di Stefano de jóvenes. Sólo esto ya dice todo de su admirable instrumento, aunque no haya que esperar florituras, las mesa di voce o pianísimos típicos de los Fleta y Corelli.
¡Qué placer escuchar una voz así, bella, natural y sin problemas! Sonido limpio, claro, con brillo y solidez, de agudos impecables, con un paso que no se advierte, sin engolar, sin vibrato perjudicial… Fue toda una exhibición en cada una de las páginas de "Luisa Miller", "Ballo in maschera", "Forza del destino", "Tosca", "Cavalleria rusticana", "Andrea Chenier", "Turandot", "Straszny Dwór" de Moniuszko o las propinas de "Carmen" o "Fedora". ¡Casi nada! El coro se lució en el "Va pensiero", "Vedi le fosche", "Butterfly" o acompañando al tenor en "Ballo" o "Cavalleria" y la orquesta dio lo mejor de sí, tanto en los acompañamientos como en las páginas de "Nabucco", "Manon Lescaut" o "Butterfly", bajo la siempre eficiente y comunicativa dirección de un Oliver Díaz a quien echamos de menos en nuestros fosos.