Expectación máxima en el Parlament ante una jornada que se antoja histórica. Lo será si se cumple con el protocolo y lo establecido y Salvador Illa acaba siendo investido como 133 presidente de la Generalitat, pero el capítulo de este 8 de agosto puede ser todavía más excepcional si Carles Puigdemont, fugado de la justicia desde que en 2017 tras liderar el 1-O, acaba entrando en la sede parlamentaria . Que se trata de un momento único se nota en cada esquina de la Ciutadella , blindada literalmente por los Mossos desde el miércoles: solo diputados, personal del Parlament y periodistas acreditados podían entrar al pulmón verde y, únicamente por una de sus puertas, la que está próxima a la estación de Francia. Por ese motivo, tras un par de controles previo desde las 8 horas han ido llegando diputados, algunos de ellos andando y otros en coches oficiales. Paradójicamente, en ese acceso casi no había curiosos. En concreto, pasadas las 8 horas, tres señoras con banderas de España auguraban el devenir de los hechos y una pancarta pegada a las vallas del Parlament decía un 'España te queremos' . A escasos metros, un par de señales de información municipal (sobre el plan contra la emergencia climática y otro anunciando al detalle los servicios del parque) se interponían a otra pancarta, que dos jóvenes, de manera improvisada, estaban atando con bridas. 'Puigdemont independencia', ponían ellos. Los concentrados, de hecho, habían sido convocados en otro de los puntos próximos al Parlament, el Arco del Triunfo. Allí unas centenares de personas esperaban el recibimiento de Puigdemont, que finalmente ha aparecido, puntual, a las 9 horas. El paseo dels Til·lers , dentro del perímetro de la Ciutadella, estaba literalmente vacío por el amplio despliegue policial pero permitía ver, a lo lejos, y escuchar el runrún de la gran pantalla instalada para seguir la declaración del president. A las 9 horas, ya con Puigdemont subido a un escenario a unos metros del Parlament, en la cámara los nervios se han intensificado. En los pasillos, el silencio nervioso se rompía con el discurso de Puigdemont, que la televisión de la sala de prensa, con TV3 de fondo, emitía en directo y que también varios periodistas tenían en sus móviles en las diferentes zonas habilitadas para los periodistas. Sobre la mesa, como ha ocurrido en estos últimos días en Cataluña, las cábalas sobre la aparición del expresidente fugado a Waterloo (Bélgica) no se han hecho esperar. A falta de información oficial, ni en sus cuentas, sobre su paradero ni sus planes detallados de presencia en el pleno de este jueves, en las últimas horas se intensificaron todo tipo de rumores y especulaciones. Que ha dormido en el Parlament o en el Born o que puede llegar en un maletero escondido (incluso el del coche oficial de Josep Rull) son algunas de las teorías. No es la primera vez en que hay un dispositivo similar pero en todo caso en esta ocasión hay el factor Puigdemont como extra. Él había defendido siempre que pretende estar en el pleno de investidura pero los Mossos tienen que cumplir con sus funciones como policía judicial y deben aplicar la detención por malversación de fondos públicos.