El
Real Madrid, club singular donde los haya, terminó la temporada pasada su participación con una final, la de la
Champions, y la abrirá con otra más, la de la
Supercopa de Europa. Un nivel de exigencia que no le permite confianzas y que, dadas las circunstancias del verano, con
Eurocopa y
Copa América de por medio, le está exigiendo sobremanera.
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