Editorial: El desmentido del MOPT
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) puede escoger entre la versión inicialmente publicada por este diario sobre el desmoronamiento del espaldón en el carril inaugurado hace apenas cuatro meses para conectar la salida de la radial de Alajuela con la carretera Bernardo Soto, en dirección hacia San Ramón, o el desmentido publicado menos de dos horas más tarde en su cuenta oficial de Facebook. En cualquier caso, su impericia queda al descubierto.
Si escoge el recuento de nuestra primera publicación, admite la pésima ejecución de la obra y el manejo irresponsable de los recursos públicos invertidos en la construcción de la vía. En solo cuatro meses, el carril construido en una de las principales carreteras del país se tornó intransitable por un deslizamiento del terreno cuya previsión no debió ofrecer mayores complicaciones.
Si se decide por el desmentido publicado con la palabra “falso”, falsamente impresa sobre el reportaje, queda obligado a explicar por qué construyó el carril para destruirlo cuatro meses después con la intención de añadir un muro de gaviones. Según el MOPT, el desprendimiento lo causó la maquinaria empleada para erigir el muro y no la mala calidad de la obra.
Hasta ahora, esa es la versión oficial. El carril necesitaba un muro de gaviones capaz de impedir el deslizamiento fortuito y por eso el MOPT lo causó adrede. La explicación es absurda, no solo a ojos del observador común, sino, sobre todo, bajo escrutinio de la mirada experta. José Manuel Sáenz Scaglietti, ingeniero civil especializado en pavimentos y materiales, considera que la fisura se formó naturalmente y no a consecuencia del levantamiento del muro.
Para Sáenz Scaglietti, presidente del Comité de Infraestructura de la Cámara Costarricense de la Construcción, el desprendimiento se debe a la proximidad de un relleno con pendiente pronunciada. Entonces, el tránsito de camiones cerca del borde produjo fisuras en el asfalto a lo largo de decenas de metros conforme iba cediendo el material.
La explicación es de una lógica impecable, y con ella coinciden otras autoridades en la materia, pero el MOPT no puede adoptarla sin ponerle el sello de “falso” a su desmentido. También es lógico pensar que la necesidad del muro debió notarse antes de construir la vía, pero hablamos del mismo ministerio que derrumbó el puente de los Ledezma y luego, con la ciudad paralizada, construyó el paso provisional.
En realidad, el desmentido es producto de una política adoptada por el MOPT en los últimos meses para insistir en la falsedad de toda información negativa y afirmar las bondades de una gestión incapaz de resistir el menor análisis. Es la preocupación por la imagen y la comunicación más que por la eficacia.
La repetición de las “verdades” del MOPT ha calado en algunas personas y la mejor muestra es un ciudadano que celebró el supuesto desmentido en la propia publicación de Facebook calificándolo de una “excelente aclaración… para que dejen de hacer chisme los medios amarillistas”. “¡Qué pecao!”, exclamarían las abuelas.
El ingeniero Sáenz Scaglietti no parece comprender el manejo propagandístico cuando observa: “Lo más sencillo habría sido admitir que notaron una falla y la están corrigiendo. ¿Era tan complicado admitirlo?”. Complicado no, pero sí imposible en la lógica de la imagen como valor supremo.
En cambio, en la lógica del ingeniero, “usted construye el muro primero, en vez de destruir el carril ya construido. Desde el punto de vista técnico se debió estudiar el talud, analizar las cargas que sufriría y estabilizar todo antes de hacer la carretera”. ¿Cómo rebatirlo sin la creatividad retórica del MOPT y la credulidad de algunos ciudadanos?