¿Por qué Mike Lynch, el ‘Bill Gates británico’, quería limpiar su nombre?
Mike Lynch, el magnate tecnológico británico que intentaba recuperar su reputación luego de la desafortunada venta de su empresa de software, Hewlett Packard, murió a los 59 años, luego del naufragio de un yate, en una fuerte tormenta, frente a las costas de Silicia, Italia.
Aunque su esposa, Angela Bacares, logró escapar con vida del yate, una de sus dos hijas, Hannah, sigue entre los desaparecidos.
Lynch era considerado como “una de las mentes más brillantes que el sector tecnológico haya visto jamás”, de acuerdo con un comunicado publicado por Luminance Technologies, una empresa de software de inteligencia artificial que Lynch ayudó a despegar como inversionista fundador.
La salida en yate de lujo fue una celebración, junto a un pequeño grupo de asesores, de la reciente absolución de Lynch por cargos de fraude. El Bayesian volcó el lunes en medio de una tromba, con 22 personas a bordo.
Entre las víctimas confirmadas también se encontraban Jonathan Bloomer, presidente de Morgan Stanley International, que había trabajado en el comité de auditoría de la empresa de Lynch; la esposa de Bloomer, Judy; Chris Morvillo, un abogado defensor estadounidense que representó a Lynch en el juicio penal; y la esposa de Morvillo, Neda.
Lynch y su familia vivían en una finca rural cerca de Woodbridge, Suffolk, a unos 140 kilómetros al noreste de Londres, donde tenía ganado de razas raras.
¿Por qué Mike Lynch quería limpiar su reputación?
El “Bill Gates británico” buscaba rehabilitar su posición como uno de los empresarios más exitosos de Europa.
Hace dos meses, Lynch salió libre del tribunal, luego de que un jurado de San Francisco lo declaró inocente de los cargos de haber engañado a HP para que pagara de más por su empresa de software, Autonomy.
En 2012, HP acusó públicamente a Autonomy y a sus ejecutivos de errores contables. Después, presentó una demanda en la que alegó que Lynch estaba obsesionado con mejorar los resultados financieros de la empresa. Mike emprendió una lucha en el juicio civil con HP, en Londres, antes de enfrentarse a un jurado estadounidense con la esperanza de que un fallo en su propio país ayudara a su caso.
En 20 días de testimonio en el caso civil del Reino Unido, contó una letanía de anécdotas destinadas a ilustrar que HP estaba plagada de agitación ejecutiva y luchas internas, cuando la compañía reemplazó a su director ejecutivo y cambió de estrategia poco después del desastroso acuerdo con Autonomy.
Documentos muestran que los ejecutivos de HP se volvieron unos contra otros: la directora ejecutiva de HP, Meg Whitman, ex candidata a gobernadora de California, dijo que estaría dispuesta a echar por la borda a su predecesor Leo Apotheker en un “ojo por ojo”. Whitman asumió el cargo justo cuando HP cerró el acuerdo con Autonomy y trató de centrar la empresa en su unidad central de PC para gestionar mejor el negocio en expansión.
Sin embargo, después de un costoso y largo juicio, el juez Robert Hildyard dictaminó, en 2022, que Lynch había aumentado fraudulentamente el valor de la empresa. “Una de las tragedias del caso es clara: un producto innovador y revolucionario, su arquitecto y la empresa probablemente siempre estarán asociados con el fraude”, señaló.
El juez aún tenía que decidir la cantidad que Lynch tendría que pagar por daños y perjuicios. HP pedía 4 mil millones de dólares a él y a su director financiero, pero el juez había advertido que era probable que recibiera una cantidad sustancialmente menor.
El juicio de San Francisco puso una enorme presión para el fundador de la empresa tecnológica, que se vio obligado a llevar un dispositivo de seguridad en el tobillo y a estar vigilado las 24 horas por guardias privados a los que tuvo que pagar. En el estrado, Lynch afirmó ignorar algunas de las irregularidades que se le imputaban y afirmó que delegaba decisiones clave en subordinados.
Autonomy “no era perfecta”, testificó Lynch en el juicio. “La realidad de la vida es que tiene matices y es caótica y, a veces, uno hace todo lo posible para superarla. Y las empresas son así”. Cuando se conoció el veredicto, tras dos días de deliberaciones, Lynch abrazó a su abogado y se secó los ojos.
Las inminentes sanciones derivadas de la demanda civil no hicieron mella en las ambiciones de Lynch una vez que fue liberado del arresto domiciliario en Estados Unidos.
“Tengo muchas ganas de volver al Reino Unido y volver a hacer lo que más me gusta: mi familia e innovar en mi campo”, dijo Lynch en una declaración después de que el jurado de California lo absolviera de todo delito penal.
La trayectoria de Lynch
El éxito de Autonomy (su software podía extraer información útil de fuentes no estructuradas, como llamadas telefónicas, correos electrónicos y vídeos) convirtió a Lynch en uno de los ejecutivos británicos de tecnología más conocidos. En 1999, la Confederación de la Industria Británica lo nombró Emprendedor del Año, y en el 2000, la revista Time lo nombró uno de los 25 líderes tecnológicos más influyentes de Europa.
“Mike era un talento tecnológico británico único”, escribió en LinkedIn el analista británico Richard Holway, quien conocía a Lynch desde los años 90. “Dios sabe qué podría haber logrado después”.
En 2006, Mike Lynch recibió la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la empresa y fue nombrado director no ejecutivo del consejo de administración de la British Broadcasting, la mayor emisora pública del mundo. Además, asesoró a dos primeros ministros británicos, David Cameron y Theresa May.
Lynch ganó al menos 500 millones de dólares con el acuerdo con HP, para después crear la firma de capital de riesgo Invoke Capital, y fundó una serie de empresas tecnológicas dirigidas por ex trabajadores. La más exitosa fue Darktrace Plc, una empresa de ciberseguridad que utiliza inteligencia artificial para detectar actividad sospechosa en la red informática de una empresa.
Forbes estimó su patrimonio neto en mil millones de dólares, en 2015, el único año en que fue incluido en su lista de multimillonarios mundiales.
Michael Richard Lynch nació el 16 de junio de 1965 y se crió en Ilford, al este de Londres, y en Chelmsford. Sus padres eran irlandeses: su madre, enfermera y su padre, bombero, según The Guardian.
A los 11 años ganó una beca para estudiar en la escuela privada Bancroft’s School, un exclusivo campus de ladrillos en las afueras de Londres. Estudió ciencias naturales en el Christ’s College de Cambridge y obtuvo un doctorado en procesamiento de señales e investigación en comunicaciones en la Universidad de Cambridge.
Sus primeras investigaciones se basaron en las teorías matemáticas del teólogo y matemático del siglo XVIII Thomas Bayes, que buscaba perfeccionar el estudio de la probabilidad. Bayes tendría una influencia singular durante toda su vida, y Lynch era conocido por pasar tiempo con los periodistas explicando cómo se podía utilizar la lógica bayesiana para buscar patrones.
La primera empresa de Lynch, fundada en los años 1980, producía productos de audio para la industria discográfica, según The Guardian. En 1991, cofundó Cambridge Neurodynamics, especializada en el reconocimiento de huellas dactilares por ordenador.
Lynch cofundó Autonomy en 1996. La adquisición de la empresa por parte de HP fue vista inicialmente como una validación de la tecnología del Reino Unido y del clúster tecnológico “Silicon Fen” de Cambridge, donde la empresa tenía su sede.