El BCCR está pagando sus errores
Recientemente el Banco Central resaltó nuevamente su preocupación por la creciente dolarización del crédito. Ante esta situación, el presidente del Banco criticó la eficacia de la normativa que obliga a los intermediarios financieros a registrar un cargo adicional al capital por todos aquellos créditos que tengan exposición cambiaria.
Sin duda, la dolarización del crédito es un motivo de preocupación por los riesgos futuros que puede implicar para el sistema financiero. No obstante, nos parece que el frío no está en las cobijas y, por ende, la causa del crecimiento del crédito en dólares no es debido a la normativa, sino a una serie de factores que el Banco Central (BCCR) podría estar omitiendo en su análisis.
Diferencial de tasas de interés. Desde mediados del 2022, el país experimenta una coyuntura económica en la cual las tasas de interés en colones, en respuesta a la alta inflación de ese entonces, se ajustaron muy fuerte y rápidamente al alza.
Esto no solo encareció el costo del crédito en colones; también tuvo un impacto en las cuotas que pagaban los deudores empresariales y personales. La tasa básica pasiva, ligada a cerca de 700.000 créditos, se incrementó del 2,9 % al 6,4 % durante ese año. En ese mismo lapso, el ajuste en las tasas en dólares fue mucho menor. La tasa efectiva en dólares subió del 1,4 % al 2,9 %. Esto significó un primer incentivo para la demanda de créditos en dólares.
Apreciación cambiaria. Desde mediados del 2022, el tipo de cambio comenzó a revertir la tendencia de devaluación, y hasta la fecha ha caído en más del 20 %. Así, ha abaratado el consumo de bienes, como vehículos, casas nuevas, apartamentos y hasta gastos en dólares que realizan las personas en viajes al exterior.
En un contexto en el cual la moneda pasó de colón a supercolón, demandar crédito en dólares es más atractivo, no solo porque buena parte de la gente gana en colones, sino también porque las cuotas en dólares se redujeron significativamente en contraste con las de colones.
El actuar del BCCR. Si bien Costa Rica dice tener un esquema de metas de inflación, parece ser que los cables se enredaron en algún momento, y pasamos a tener un esquema de metas de tipo de cambio.
Primero, porque la autoridad no se ha visto muy preocupada por los efectos sobre la economía de esta fuerte apreciación. Pero sí se ha visto preocupada y hasta ha manifestado como riesgo que el tipo de cambio se incremente o que ocurra una dolarización de los portafolios de inversión.
En un ambiente en el que la inflación ha sido negativa durante más de un año y sigue estando muy por debajo del rango meta, el Banco Central habla más del riesgo de que el tipo de cambio suba en vez del riesgo de incumplir sistemáticamente su propia meta de inflación.
Uno creería que los agentes económicos han llegado a la conclusión de que el BCCR está bastante tranquilo con un tipo de cambio cuyos valores datan del 2006. Recordar el pasado es atractivo para muchos y al rato para el mismo Banco. ¿Quién es uno para juzgar memorias?
Situación financiera de las familias. Costa Rica enfrenta un entorno complejo. La producción interna crece, pero la capacidad de gasto real de las familias no lo hace en la misma proporción.
En términos reales, sus ingresos se han deteriorado y, de acuerdo con el INEC, el mercado laboral no está creando nuevos puestos de trabajo. Las familias no pueden dejar de consumir alimentos ni de gastar en su salud, vestimenta o educación. Esto las lleva a requerir endeudamiento.
Naturalmente, implica refinanciar deudas o fijarse en cuál es la opción que les resta menos liquidez. ¿Es malo que procedan de esa manera y, por consiguiente, que recurran a un crédito en dólares? Uno pensaría que no. Desde hace muchas décadas, las personas demandan crédito en dólares y hasta donde sabemos no era pecado.
Últimamente está muy de moda echar la culpa a los demás por lo que las instituciones hacen o dejan de hacer. Según nuestro criterio, es una explicación simplista si se omiten algunos de los elementos que mencionamos anteriormente y de los que el BCCR no hace mayor referencia.
Dice el refrán que “papelitos hablan”, y en nuestro caso queremos tropicalizarlo a “numeritos hablan”. Desde el 2013, el país realiza un esfuerzo por reducir el crédito al sector privado en dólares como porcentaje del crédito total.
Crédito al sector privado
Efecto del tipo de cambio
FUENTE: Banco Central de Costa Rica (BCCR) || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Gracias a las acciones tomadas en otras administraciones, fue posible pasar de un 44 % a un 31,6 %. No obstante, ese mínimo se revirtió en los últimos dos años y de forma muy acelerada.
Lo más interesante es que la tendencia se observó tanto en el crédito para personas físicas como jurídicas. De hecho, solo un 20 % de las personas físicas demandan crédito en dólares. Hace una década, era el 30 %.
Entonces, desdolarizar el crédito fue posible sin que la normativa pidiera los aportes de capital que hoy se requieren y los adicionales que tendrán a comienzos del 2025. Lo que sí cambió en los últimos dos años fueron las condiciones financieras y el manejo de la política monetaria.
La creciente demanda en dólares no se fundamenta en una normativa que hace bien en apuntar a sanas prácticas y que recoge en buena proporción el riesgo de las personas expuestas al riesgo cambiario. Tiene que ver más con la falta de incentivos y señales claras para demandar colones y la gran confianza que el Banco Central creó en la estabilidad del tipo de cambio actual.
Los autores son economistas.