Un hecho repudiable
El 7 de octubre del año pasado, el mundo entero se estremeció ante la peor barbarie perpetrada por un grupo terrorista. En un solo día, Hamás, uno de los grupos financiados por Irán, masacró a más de 1.200 hombres, mujeres y niños que dormían tranquilamente en sus hogares; mujeres fueron violadas salvajemente y posteriormente exhibidas semidesnudas por las calles de Gaza; bebés fueron quemados frente a la mirada atónita de sus padres.
Doscientos jóvenes de varias nacionalidades que asistían a un concierto fueron llevados como rehenes, y más de 130 de ellos aún se encuentran presos y son torturados en los túneles bajo Gaza, que han sido construidos durante años ante la mirada indiferente de la comunidad internacional, particularmente de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
Las imágenes en directo, publicadas por los mismos terroristas, ocuparon días enteros en la televisión internacional de manera tal que nadie, absolutamente nadie, pudiera ignorar la trágica evidencia de esta tétrica hazaña que era celebrada con cánticos y bailes en varias capitales del Oriente Próximo.
Han sido meses de profundo dolor, de cuestionamiento sobre la situación de los rehenes y, por qué no decirlo, del futuro de la civilización occidental y de los derechos humanos. Pero a ello se suma hoy un hecho inconcebible: con la misma indiferencia con la que el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, pretendió justificar a los terroristas, las Naciones Unidas conmemoraron el Día de Recordación de las Víctimas del Terrorismo, omitiendo referencia alguna a lo ocurrido ese 7 de octubre del 2023.
¿Indiferencia? ¿Defensa de la complicidad de miembros de la UNRWA con los terroristas? ¿Se trata de un acto de pleitesía con Irán, a la postre presidente del Foro Social del Consejo de Derechos Humanos? No hay excusa; estamos simplemente ante un hecho repudiable.
La autora es politóloga, exdiputada y exdefensora de los habitantes.