Empoderando al fiscal Gertz
Pocas personas deben estar más felices hoy que el titular de la Fiscalía General de la República. Por donde se vea tiene motivos para sonreír.
Alejandro Gertz Manero cierra el sexenio de Andrés Manuel López Obrador desde un mirador no sólo cómodo, sino con visos de empoderamiento.
El jefe de la FGR se entretiene en cosas pegadoras mientras espera que la agenda legislativa de septiembre le haga buena la promesa de al menos dos enormes regalos.
En lo que se entretiene el fiscal, y hasta unos puntitos de credibilidad podría ganar su alicaída dependencia, es en encuerar la pedestre actuación de la fiscalía de Sinaloa en el escándalo del secuestro de Ismael el Mayo Zambada y del presunto asesinato de Héctor Cuén.
Cómo estarán de mal las cosas en la tierra de Rubén Rocha que la FGR que tantos tropiezos ha tenido hoy es la heroína de la película. Se la pusieron papita a Gertz, que con muy poco ha hecho mucho para confirmar que el Mayo es mucho más creíble que el gobernador.
Ahora sólo resta esperar la siguiente carta del narcotraficante desde Estados Unidos para que los sabuesos de Gertz sigan nuevas pistas. En lo que eso sucede, el fin del periodo sexenal luce muy halagüeño para el fiscal general de la República.
Porque tarde se les hace a las y los legisladores de Morena, incluidos las y los de esa rémora engordada llamada Verde y las y los del PT, para hacer más importante a Gertz Manero.
Si la cascada de reformas legales sigue el curso dictado por la obcecación de AMLO, el fiscal general de la República amanecerá uno de estos días leyendo en la prensa que ya tiene nuevos y renovados dientes: podrá encarcelar a más, y sin mucho ‘viriguar’.
Entre las reformas que pretende el oficialismo está la que hace más grande la lista de delitos con prisión preventiva oficiosa. En un país donde muchos no quieren justicia sino venganza, pronto la FGR recibirá vítores por llenar prisiones a diestra y siniestra.
Alguien dirá, este señor columnista exagera (para no variar) o al menos se brinca varios pasos, porque siempre las diligencias de las y los muchachones del señor fiscal pasan por el criterio y buen juicio del titular de un juzgado…
Salvo que, precisamente, ese es el segundo regalo con moño y toda la cosa para Gertz: las y los mexicanos están a punto de vivir un proceso de desmantelamiento de un poder sin ninguna garantía de que el remedio propuesto curará los cánceres de nuestra justicia.
La propuesta de desaparición del actual Poder Judicial federal ha provocado desde ya parálisis de juzgados. Es decir, algunas de las diligencias de la FGR seguro también padecen los efectos de las resistencias a la propuesta central del llamado plan C.
Sin embargo, eso sería una buena noticia para un fiscal que disfrute el poder. Si los juzgados están cerrados, si los jueces están temerosos, si los impartidores de justicia andan ocupados pensando en su futuro, el Ministerio Público puede tener la tentación de sentirse más importante.
Y como nada apunta a que Andrés Manuel recapacite en su intento por vengarse de quienes según él le quisieron frenar proyectos y leyes, entonces en septiembre tendremos una fiscalía con el vigor de siempre con juzgados tembeleques.
Eso, impartidores de justicia estresados por un cambio radical y distraídos en pensar en campañas, ya no se diga deseosos de no ser luego perseguidos, es un gran gran gran regalo para una fiscalía que más bien necesitaba corrección y contención. Suerte que tienen unos.