El movimiento del tipo de cambio
En los últimos meses el tipo de cambio ha presentado una volatilidad considerable. Luego de más de 17 meses en que se encontraba en terreno de franca sobrevaluación cuando alcanzó un nivel de 16.20 en el mes de mayo, en semanas recientes alcanzó un nivel de 20.20 pesos por dólar.
El comportamiento del “superpeso” se atribuía en buena parte a la debilidad del dólar. En el frente local, era relacionado con el enorme diferencial de tasas de interés que mantenía con respecto de su principal socio comercial y en general frente al mundo, pues teníamos una de las tasas más elevadas en términos reales. Aunado a ello, las condiciones de oferta y demanda originaban un exceso de dólares, derivado de un acotado déficit de cuenta corriente, plenamente financiado con inversión extranjera directa.
¿Qué cambió en estos últimos meses, y más importante aún, a dónde se dirige el peso mexicano?
De manera local e internacional estamos observando un cambio en el panorama, aunque es bastante incierto su desenlace. Hay que recordar que nuestra moneda es de las más líquidas y profundas a nivel global, se operan todos los días 114 mil millones de dólares y es la principal variable de ajuste frente a un cambio en el escenario.
Dentro de los factores externos, uno de los más visibles ha sido la dilución del carry trade. Hasta hace un par de semanas, los grandes inversores pedían prestado en yenes a tasas cercanas a cero, para invertirlos en otros papeles con buenos rendimientos, como es el caso de México. En ese sentido, el banco de Japón aumentó la tasa de interés, guiando al mercado hacia una política restrictiva, algo que no había sucedido en décadas. Aunque de acuerdo a declaraciones posteriores se ha desdibujado la posibilidad de seguir aumentando consistentemente la tasa de interés, es algo que continúa latente en el panorama.
En el caso de la Reserva Federal, hay un cambio visible de relajar las condiciones monetarias, originando rendimientos menos atractivos. A pesar de ello, derivado de la geopolítica y la incertidumbre a nivel global, el apetito por activos seguros se mantiene vigente, privilegiando la posición de dólares.
Dentro de las cuestiones locales, podemos argüir la exacerbada debilidad que ha presentado la economía mexicana y cómo ha afectado las perspectivas de nuestra moneda. Pero posiblemente el cambio más visible es en términos de gobernanza. Varios participantes del mercado, tanto locales como internacionales, han señalado que los cambios constitucionales que se quieren hacer en materia judicial debilitarían el atractivo de México, deteriorando las primas por riesgo. Aunado a ello, la intención de Banxico de hacer recortes a la tasa de interés hace menos atractivas las operaciones de carry trade, en tanto el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos se ha reducido en 38 puntos base.
Es posible señalar que el movimiento reciente del peso solamente haya corregido parte de la sobrevaluación que había presentado durante el 2023 y parte del 2024, por lo que no es descartable una depreciación mayor, en la medida que se observen cambios estructurales.
Hacia adelante, hay varias cuestiones que habrá que monitorear puntualmente porque pudieran ser catalizadores adicionales para el movimiento en el tipo de cambio. No solo se trata de los cambios en materia constitucional, sino la preocupación en materia fiscal. En octubre se deberá presentar el paquete económico para el 2025 y el nivel de déficit que habrá de incurrir el gobierno, evaluando puntualmente la sostenibilidad de las finanzas públicas para los siguientes años. Ello, de la mano con la creciente preocupación de Pemex y la necesidad de los constantes apoyos del gobierno. Estos dos elementos pudieran detonar revisiones a la calificación del soberano.
Queda claro que los fundamentales de nuestra moneda se han debilitado, y el panorama está plagado de riesgos locales e internacionales, siendo el tipo de cambio la válvula de escape, por lo que debemos comenzar a pensar en volatilidad por la mayor aversión al riesgo y un tipo de cambio sensiblemente más depreciado.