Pocos se podrían imaginar en Ajofrín (Toledo) lo que se ocultaba en una de sus casas de toda la vida . Allí, a unos metros de la plaza de la Constitución, centro neurálgico de la localidad, se ha descubierto un lugar único que desde hace siglos se escondía dentro de ese antiguo inmueble. En concreto, es en el número 2 de la calle Buitragos de este municipio toledano de poco más de 2.300 habitantes donde un grupo de arqueólogos ha hallado los primeros baños árabes rurales de los que se tiene constancia en el centro de la Península Ibérica , que presentan un estado de conservación excepcional, al haber estado integrados en una vivienda habitada hasta hace pocas décadas. Un hallazgo arqueológico sorprendente porque estos baños árabes están datados en el siglo XIII, informa a ABC Miguel Ángel Díaz Moreno , licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y arqueólogo de Cota 667 Factoría de Cultura . Él, junto con Ángela Crespo Fraguas y Rafael Caballero García , han sido los encargados de una investigación iniciada hace tres años que ha sacado a la luz más de 2.000 piezas arqueológicas de diferente tipo. Un hecho que ha servido para poner negro sobre blanco de lo que se hablaba de este solar al que todos los ajofrineros conocían desde hace tiempo como «los baños», aunque no existía ninguna documentación que avalara su existencia. No en vano, la etimología toponímica de Ajofrín derivaría del patronímico árabe Al-Ya'far, 'el lugar de los Yafar o Jafar', según se recoge en el trabajo de Jairo Javier García Sánchez, Toponimia mayor de la provincia de Toledo (Toledo, 2024. Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos) . Por eso, no es casual que sea aquí donde se ha producido este descubrimiento arqueológico único porque, según Díaz Moreno, «son unos baños árabes muy tardíos en la meseta sur y en el siglo XIII, cuando estos espacios ya estaban en declive o abandonados». En ese periodo, explica, «hace más de dos siglos que Toledo ya fue reconquistada por el rey Alfonso VI y la frontera con los territorios musulmanes estaban mucho más al sur, de ahí lo llamativo de este hallazgo, pues en esa época sí que existían aún árabes rurales en la zona de Andalucía y del Levante, pero no aquí». Su datación en el siglo XIII ha sido posible gracias al aparejo toledano del 'Tipo B' documentado en el inmueble , que consiste -según indica el arqueólogo- en hiladas de piedra junto con ladrillo propias de este siglo y del siguiente, además de por la aparición de piezas cerámicas que también nos llevan a ese momento. El punto de partida del descubrimiento -recuerda Díaz Moreno- es el año 2021, cuando el Ayuntamiento de Ajofrín realizó un requerimiento a los propietarios de la vivienda donde se ubican los baños árabes para que actuaran sobre ciertos elementos de la fachada que podrían desprenderse y caer a la vía pública. La vivienda, propiedad de varias familias antes de recaer en los actuales dueños, presentaba una fachada exterior de una casa baja, antigua pero común en cualquier pueblo de la región. Sin embargo, el interés por parte de los técnicos de Patrimonio de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha , que ya en los años 90 la catalogaron como «ámbito de prevención» para darle una categoría de protección patrimonial, lo que permitió que se preservara su integridad hasta nuestros días, evitando incluso su derribo en la primera década de los 2000. Así es como lo que parecía un mero trámite de conservación urbana se convirtió en un hallazgo arqueológico de gran relevancia cuando los propietarios debieron contar con un equipo de arqueólogos para realizar un estudio previo del inmueble. En este punto es en el que, en otoño de 2021, entró en acción el equipo de Cota 667 formado por Miguel Ángel, Ángela y Rafael, cuyo trabajo se centró en obtener la mayor información posible sobre la datación del edificio y sus diferentes fases de uso, evitando una intervención integral compleja que afectase a todo el inmueble. «Se optó por intervenir mediante sondeos y catas distribuidas estratégicamente para obtener una visión de conjunto que respondiera a los objetivos iniciales», señalan. El inmueble muestra tres zonas diferenciadas: una parte delantera contemporánea, un edificio medieval con dos salas abovedadas, y una zona posterior usada como patio. « La intervención arqueológica permitió identificar las salas caliente y templada de los baños árabes , aunque la sala fría original parece haber desaparecido», afirma el arqueólogo, que apunta que «el horno que permitía calefactar las salas se localiza en el patio trasero, con estructuras bien conservadas como el hipocausto, aunque los elementos relacionados con el agua, como las pilas o bañeras, probablemente fueron expoliados». Posteriormente, el edificio sufrió alteraciones a lo largo de los siglos, desde su uso original hasta su transformación en espacio agropecuario en el siglo XVIII y después pasó a ser la vivienda contemporánea que se observa actualmente. «El abandono a finales del siglo XX -manifiesta- permitió que la estructura medieval llegara a nuestros días, aunque con evidentes signos de deterioro». ¿Y ahora qué? Miguel Ángel Díaz Moreno dice que «los propietarios actuales siempre han colaborado y su intención es conservarlo y adecuarlo». Tal es así que su intención es darle uso para que el espacio de los baños árabes puedan ser visitables para pequeños grupos de visitantes. Y, por otro lado, estaría el papel de la Administración, en este caso la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que de cara a su protección debería catalogarlo como bien de interés cultural o patrimonial.