La Vuelta es un reloj de arena para Ben O'Connor, el líder de la carrera gracias a una fuga bidón en la serranía de Ronda. El australiano es el saco de los golpes, el ciclista al que todos atacan en busca de la camiseta más deseada. En Padrón, en una etapa en modo clásica por tierras gallegas, Roglic, Enric Mas, Landa, Carlos Rodríguez y toda la banda que lo persigue le recortaron 37 segundos en un muro corto de tercera categoría. Al australiano le queda aún un amplio colchón de tres minutos y 16 segundos. La victoria fue para uno de los muchos fugados del día, Eddie Dunbar. Todas las ocurrencias que tiene Óscar Pereiro por su Galicia natal resultan atractivas. Otra etapa sugerida por el exciclista deparó movimiento, alegría y vistosidad al amparo de la orografía, puertos encadenados como la cadena de una bicicleta. Había tres cotas en la undécima etapa y todas tenían picante. La montaña es la esencia del ciclismo, su lugar de expresión, y por ahí surgen las mejores aventuras. Se habían subido tres cimas con una escapada de 30 corredores con Campenaerts al mando y los españoles Verona y Berrada en posición ofensiva. En la última cuesta, Cruxeiras, 5,2 kilómetros con rampas del 11 por ciento de desnivel, Roglic encendió la mecha. El esloveno es un ciclista de una pieza. No es esconde, es transparente. Si tiene fuerza, va para adelante, no vuelve la cabeza, empuja con su liderazgo y su actitud combativa. En Granada perdió paso, en Galicia fue al ataque. Le secundó, siempre a la espalda, Enric Mas, que suele tener otra forma de correr más conservadora. Ambos se marcharon y distanciaron a O'Connor, quien cedió en la dura cuesta. Roglic y Enric son los más fuertes, más parece incluso el español que el esloveno. Landa, Carlos Rodríguez y otros se unieron en el descenso que ya acorta la ventaja de O'Connor.