Desenterrando el pasado de los mamíferos y otras especies que habitaron Cuenca hace 30 millones de años
Un equipo de científicos retomará la investigación en los yacimientos del Cerro Arenoso y Valquemado en busca de evidencias para entender la evolución de los ecosistemas de nuestro planeta en un momento clave en el registro fósil. Se sabe de la importancia del lugar tras los restos encontrados por casualidad durante las obras del canal del trasvase Tajo-Segura a finales de los años 60
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Hace unos 30 millones de años la cuenca de Loranca, en Cuenca, estaba poblada por mamíferos terrestres y marinos. Eran antepasados de los actuales, aunque se sabe relativamente poco de ellos y si convivían o no con otras especies. Los fósiles encontrados hasta ahora en esta zona son solo una pequeña muestra del gran patrimonio paleontológico de la provincia.
“La cuenca de Loranca es muy famosa dentro de la Paleontología de mamíferos de la península ibérica porque tiene una secuencia temporal de yacimientos única”, explica el paleontólogo conquense Fernando Blanco. Son seis yacimientos que pueden revelar cómo era la zona en un amplio periodo que abarca, el más antiguo, hasta 30 millones de años atrás. El más reciente se remonta a unos seis o cuatro millones de años atrás en el tiempo.
Durante las dos primeras semanas de septiembre, un grupo internacional de paleontólogos procedentes de la Universidad de Gotemburgo, el CENIEH, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Alcalá, entre otras instituciones, reabrirá las excavaciones en dos de estos yacimientos: Cerro Arenoso y Valquemado.
Se trata de un proyecto codirigido por Fernando Blanco, investigador de la Universidad de Gotemburgo e Ignacio A. Lazagabaster, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). Durante la campaña, los investigadores trabajarán de manera sistemática para encontrar nuevos fósiles y contribuir a la colección del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha, que se ha convertido en aliado de la iniciativa.
La zona de estudio se sitúa a algo más de dos horas por carretera, de otro de los grandes yacimientos conquenses, Las Hoyas. Claro que en su caso hablamos de la era Mesozoica, en el Cretácico inferior, hace entre 125 y 110 millones de años en un territorio dominado, entre otros, por los dinosaurios que visitaban el lugar. “En esa época la península ibérica era un conjunto de islas y eso no ocurría ya en la época de la que hablamos”.
La historia evolutiva de Cerro Arenoso y Valquemado poco tiene que ver con Las Hoyas, pero a la vista de los buenos resultados obtenidos en ese otro yacimiento, los científicos esperan extraer mucha información un poco más al norte, sobre lo que ocurrió unos 100 millones de años después.
En Cerro Arenoso, seguía habiendo agua a pesar de que el ambiente ya era más seco. “Tenemos registros de tortugas y cocodrilos. Es información aparente para afirmar que tenía que haber masas de agua importantes y suficientes para albergar cocodrilos de un tamaño considerable”.
Cerro Arenoso, un hallazgo casual gracias a las obras del trasvase
El yacimiento paleontológico del Cerro Arenoso data de hace aproximadamente 29 o 30 millones de años. Fue descubierto a finales de los años 60 del siglo XX durante las obras del trasvase Tajo-Segura en la localidad conquense de Carrascosa del Campo. Es algo habitual. En 2019 las obras de una carretera en Albacete revelaron la existencia de más de 6.000 fósiles de hace unos siete millones de años.
Por aquel entonces ya se realizaron excavaciones que revelaron la importancia del lugar para estudiar la transición Eoceno-Oligoceno. Los investigadores encontraron una mezcla de faunas de mamíferos de épocas anteriores. Por ejemplo, de los últimos representantes de una familia de artiodáctilos similares a los suidos, los actuales cerdos, llamada Dichobunidae.
También se toparon con representantes de faunas modernas, con especies de la familia Gelocidae, que dieron lugar a rumiantes como los ciervos, los bóvidos incluidos bisontes y ñus e incluso dieron con jirafidos que hoy en día están representados por jirafas y okapis.
Las últimas excavaciones en el lugar se llevaron a cabo en los años 90 del pasado siglo. Desde entonces el yacimiento ha permanecido inactivo.
Fernando Blanco, paleontólogo especializado en la evolución de los ecosistemas y en particular en los mamíferos, cree que Cerro Arenoso puede ofrecer evidencias sobre otras especies. “Pensamos que es posible encontrar restos de aves y eso sería muy importante para la Ciencia porque todavía hay un vacío de conocimiento sobre cómo eran en aquel momento”. En este aspecto precisa que hay “muchos registros de aves anteriores a la extinción de los dinosaurios y otros más modernos, pero de esta etapa sabemos poco”.
¿Y los restos de los antepasados humanos?, preguntamos. “En esta época hablamos de primates. El linaje humano es más reciente. Incluso el Mioceno es todavía una época muy antigua para el ser humano”, explica el investigador quien asegura que “sería un bombazo encontrar restos de primates del Oligoceno”, aunque reconoce que “en general la Paleontología es una Ciencia poco probable cuando hablamos de fósiles teniendo en cuenta que de toda la diversidad de la Tierra solo fosiliza una cantidad ínfima”.
El Oligoceno inferior es un periodo que abarca un periodo de hace entre 33,9 a 27,82 millones de años. Los dinosaurios ya habían desaparecido y fue una época crucial para la evolución de las faunas de mamíferos terrestres que conocemos en la actualidad. Se sabe también que fue un tiempo de transición, después de un clima húmedo caracterizado por bosques tropicales durante la época anterior, el Eoceno.
“Fue un momento geológico importante en el que por ejemplo se formaron las cordilleras del Himalaya y los Alpes”, explica el paleontólogo. Durante esa transición también se formaron los casquetes polares permanentes en la Antártida provocando un enfriamiento global que persiste hasta nuestros días. Este cambio climático produjo alteraciones radicales en los ecosistemas, causando la extinción de grupos de mamíferos de épocas anteriores y dando paso a faunas modernas. Son las que han evolucionado hacia los mamíferos actuales a lo largo de millones de años.
Valquemado, un yacimiento del Mioceno
Los paleontólogos estudiarán también un segundo yacimiento conocido como Valquemado que se encuentra en el municipio de Huete. Data del Mioceno inferior, hace unos 23 millones de años y continúa la secuencia temporal iniciada en Cerro Arenoso.
Aquí cuando hablamos de mamíferos, la evidencia disponible sugiere que en Valquemado solo ha persistido un género (Cainotherium) de los documentados en Cerro Arenoso. “De los que existían solo se conserva ese. El yacimiento nos da información sobre cómo se produce un reemplazo de especies temporalmente”.
En este lugar se observa la diversificación de artiodáctilos (parientes de los actuales jabalíes, antílopes y jirafas), que superan en abundancia y diversidad a los perisodáctilos (incluidos caballos y rinocerontes), invirtiendo la tendencia de la era anterior y que se mantiene hasta nuestros días. Respecto a las aves del Mioceno los expertos sí cuentan con más evidencias. “Son muy parecidas a las actuales”.
En esta época hablamos de primates. El linaje humano es más reciente. Incluso el Mioceno es todavía una época muy antigua para el ser humano. Sería un bombazo encontrar restos de primates del Oligoceno
A través de la Paleontología computacional los especialistas buscan patrones evolutivos. Por ejemplo “para determinar cuándo se produjeron ciertos picos de extinción”. Ambos yacimientos son “clave” dentro de un amplísimo puzle macro evolutivo en el conjunto de la península ibérica, pero en particular servirán para entender la diversidad de mamíferos que tenemos hoy en día y, de paso, asegura Fernando Blanco, “nos ayudará a entender su estado actual y cómo evolucionarán en el futuro”.
Se espera también que pueda despejar algunas dudas sobre el periodo. “Tenemos muy pocos ejemplos a nivel mundial sobre el Oligoceno. Podemos citar el yacimiento de Quercy en Francia donde también encontramos una secuencia de yacimientos de la época”, apunta Fernando Blanco. “La cuenca de Loranca está en ese nivel y nos dará una información valiosísima sobre cómo fue el cambio ambiental en la época, cómo afectó a las especies que poblaban la península ibérica y cómo fue la transición de la fauna y de la vegetación”.
El objetivo divulgativo del proyecto con charlas y visitas guiadas
Este proyecto combina los fines científicos con la divulgación a la población local. “El rico patrimonio paleontológico de la zona no solo tiene un valor cultural incalculable, sino que también puede impulsar la economía local. Queremos que el yacimiento y el futuro proyecto de la cuenca de Loranca tengan una repercusión económica en la zona”, comenta Lazagabaster.
En la idea se ha implicado el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha con sede en Cuenca, que dirige Mercedes Llandres y gracias al apoyo del programa MICE 2024 de la Junta de Castilla-La Mancha, organizarán una serie de charlas sobre paleontología y evolución para el público general durante las dos primeras semanas de septiembre.
Las charlas se llevarán a cabo a las 19:30 en el centro cultural El Silo de Carrascosa del Campo. La primera tendrá lugar el 3 de septiembre. Correrá a cargo de Mercedes Llandres, directora del Museo de Paleontología que hablará sobre el Presente y futuro de los yacimientos de Cuenca.
El 5 de septiembre será Ignacio A. Lazagabaster el que ofrezca la charla Excavando a nuestros antepasados: de África a la península ibérica. Ya el día 10 de septiembre, Guillermo Navalón de la Universidad de Cambridge hablará sobre Los dinosaurios que sobrevivieron: de Brasil a la península ibérica y el 12 de septiembre, Juan L. Cantalapiedra del Museo Nacional de Ciencias Naturales explicará Por qué buscamos fósiles.