Drogada por su esposo, Gisèle Pélicot (67 años) fue violada cinco veces por semana, 285 veces por año, entre julio del 2011 y octubre del 2020, por más de ochenta hombres, en sesiones de violencia sadomasoquista que el marido fotografiaba y filmaba tras cobrar en efectivo por servicios sexuales prestados por su esposa en estado sonámbulo. Jérémie Bosse Platiére, comisario en jefe del Service régional de police judiciaire (SPRJ) de Aviñón, que instruyó por orden judicial el caso, ha aportado datos brutales sobre el comportamiento del esposo, Dominique Pélicot (70 años), durante la tercera jornada de un caso que debe prolongarse durante cuatro meses. Según el comisario Bosse Platière, Gisèle Pélicot fue violada por unos 300 hombres, «por lo menos en 200 ocasiones». El marido esperaba a los desconocidos en el domicilio familiar de Mazan (Vaucluse), y les hacía pagar antes de abrir la puerta del lecho conyugal donde la esposa reposaba, drogada y desnuda. Dominique Pélicot guardaba en su ordenador una carpeta que llamó «Abusos». En esa carpeta se guardaban una carpeta personal con el nombre y señas de identidad de cada violador: «Chris el bombero», «David el black», «Gastón el chuleta», «Quentin el jubílate»… así no menos de ochenta violadores. En una carpeta nombrada como «abusos» y otras carpetas semejantes, Pélicot guardaba millares de fotos de una de sus hijas, desnuda y dormida, además de niñas y mujeres en los lavabos de varios centros comerciales. Esos ficheros, fotografías y vídeos establecieron inmediatamente la culpabilidad de Dominique Pélicot. Descubrir la identidad de los violadores fue un proceso largo y complejo. Muchas informaciones había sido cortadas, mutiladas, o eran insuficientes. El teléfono personal tenía mucha información borrada, por razones muy diversa. Ante el Tribunal de Aviñón, el comisario Bosse Platière ha desmenuzado el laborioso trabajo de reconstrucción que ha durado cuatro años. Varias compañías telefónicas han ofrecido datos preciosos sobre hombres que frecuentaron la casa de los Pélicot y pudieron violar a la esposa. El estudio de los vídeos y fotografías del marido de las sesiones de violación sadomasoquista, sobre su esposa, han sido un material de la máxima importancia, de compleja utilización. Dominique Pélicot tenía una «fijación» con los detalles carnales más brutales sobre el cuerpo y las violencias sobre su esposa. Pero no siempre fotografiaba con precisión el rostro de los violadores. La policía judicial ha utilizado recursos técnicos muy sofisticados, con resultados parcialmente satisfactorios. Cuatro años después de las violencias, 50 hombres de 26 a 74 años han sido formalmente identificados. Serán juzgados durante las próximas semanas. Sin embargo, la instrucción sigue. Quedan por identificar otros 74 violadores: se conoce su comportamiento violento con inquietante precisión; pero está por descubrir su identidad y paradero. Se sospechan otras decenas de sospechosos han «desaparecido» y será difícil identificar y localizar. La información celosamente guardada por el marido violador también ha permitido establecer un primer balance global de las violaciones. Según el comisario Bosse Platière: 200 violaciones por año han quedado formalmente establecidas. «Se trata de una cifra aproximada, a la baja», comenta, sospechando que la realidad pudiera superar las 300 violaciones por año, de 5 a 6 violaciones y sesiones de violencia sexual sadomasoquista por semana, durante nueve años cortos. Gisèle Pélicot asiste al juicio de tan atroz historia cubriendo parcialmente su rostro con unas gafas oscuras.