El legendario músico británico Brian May ha tenido un susto de salud hace unos días, según él mismo ha revelado en un vídeo que ha compartido en sus redes sociales. El guitarrista de Queen cuenta en él que la semana pasada sufrió un derrame cerebral que le dejó varias secuelas, entre ellas una parálisis de su brazo izquierdo que fue «aterradora», y de la que aún se está recuperando poco a poco con ayuda de los médicos. «Espero que estéis todos bien. Estoy aquí para daros, en primer lugar, una buena noticia. Creo que la buena noticia es que empiezo a poder tocar la guitarra después de los eventos de los últimos días. Lo digo porque eso estaba en duda debido a ese pequeño contratiempo de salud que ocurrió hace una semana y que llamaron un derrame cerebral menor. De repente, de la nada, no tenía ningún control sobre mi brazo izquierdo, así que fue un poco aterrador», dice la estrella del rock en su comunicado. El guitarrista, que el pasado mes de julio ha cumplido 77 años, asegura que no quiere «compasión», bromea diciendo que no le manden mensajes «porque me saturará la bandeja de entrada y odio eso», e insiste en que «la buena noticia es que estoy bien, y simplemente hago lo que me dicen, que es básicamente nada. No se me permite conducir, no se me permite subir a un avión, no se me permite aumentar demasiado el ritmo cardíaco, no se me permite tener aviones volando sobre mí porque también me estresaría (en ese momento del vídeo se oye pasar uno sobre su casa). Pero estoy bien». En el mismo mensaje, May también intenta zanjar la polémica suscitada en Gran Bretaña por su documental 'Brian May: The Badgers, the Farmers and Me' ('Los tejones, los granjeros y yo'), emitido por la BBC Two, en el que el músico encabeza una campaña para poner fin al sacrificio de tejones, presuntamente para reducir la propagación de la tuberculosis bovina (cosa que el músico niega en el documental basándose en diferentes estudios científicos). «La otra noticia es que nuestro documental ha estado muy presente en nuestras mentes y hemos tenido muy buenas reacciones, sobre todo de los ganaderos. No me sorprende en absoluto que estemos en desacuerdo con los agricultores. Estamos en desacuerdo con la gente que les ha estado dando información errónea», explica el fundador de Queen, astrofísico y Caballero del Imperio Británico. El pequeño derrame cerebral de la semana pasada se suma a otros percances de salud que May ha sufrido en los últimos años, lo que preocupa a algunos de sus fans. En 2020 sufrió un ataque cardíaco y los médicos descubrieron que tenía tres arterias bloqueadas, una experiencia que llevó al músico «muy cerca de la muerte», tal y como él mismo dijo en sus redes sociales en ese momento. «Resulté tener tres arterias que estaban congestionadas y en peligro de bloquear la sangre a mi corazón», por lo que hubo «mucha presión» para que se sometiera a una cirugía a corazón abierto, dijo el músico, a quien finalmente se le colocaron tres stents. «Es una operación increíble realizada por la persona hábil adecuada y les agradezco desde el fondo de mi corazón», dijo el guitarrista, que confesó estar sorprendido por el achaque. «Pensaba que estaba generalmente sano. Todo el mundo dice, 'Tienes una gran presión arterial, una gran frecuencia cardíaca', me mantengo en forma con mi bicicleta, tengo una buena dieta, no tengo demasiada grasa... Pero lo que parece un corazón sano puede no serlo. Pero bueno, creo que 50 años de correr con una correa de guitarra sobre mi hombro izquierdo sosteniendo una guitarra pesada ha podido tener algo que ver. ¡Pero probablemente todo ha valido la pena!». Unos días antes, May había sufrido un percance haciendo jardinería en su casa que acabó con una rotura del glúteo. «Además de estirarme demasiado y sufrir el acoso de demasiadas demandas… me las arreglé para romper mi «Gluteus Maximus» en pedazos en un momento de jardinería demasiado entusiasta. Entonces, de pronto me encuentro en un hospital escaneado para averiguar exactamente cuánto me he dañado realmente», dijo entonces el guitarrista. Tras la lesión, aseguró que sufrió una «auténtica agonía» por «un dolor implacable» durante una semana más y pidió una resonancia adicional con la que descubrió que tenía un nervio ciático comprimido que le había provocado un dolor similar a «clavar un destornillador en mi espalda». Ese mismo año, también sufrió «un extraño trastorno persistente», según él tras pasar el Covid. «Son una especie de bajones de tensión... En general, estoy bien, no estoy cansado todo el tiempo, pero llego a cierto punto del día en el que algo dentro de mi cabeza me dice: 'Tienes que dormir ahora. No te importa nada de esto, vete a dormir, a quién le importa'».
