Fundación LAB Mediterráneo ha presentado este jueves en Valencia el Observatorio de I+D+i, tecnología y emprendimiento. Se trata de un banco de datos construido en colaboración con el Ivie, cuyo objetivo principal es monitorizar la información disponible en estos ámbitos a lo largo del tiempo para poder compararla con otras regiones de referencia y, así, ayudar en el diseño de las políticas públicas y privadas destinadas a mejorar los resultados El Observatorio analiza 50 indicadores relacionados con cuatro pilares principales: I+D, Activos intangibles e innovación empresarial, Tecnología y digitalización y Emprendimiento y capital humano. El informe se acompaña también de un análisis cualitativo que refleja la percepción de las empresas valencianas respecto al talento tecnológico disponible en la región. El presidente de Fundación LAB Mediterráneo, Héctor Dominguis , ha dado comienzo al acto destacando «El Observatorio es una herramienta de trabajo imprescindible que nos permitirá hacer un seguimiento de nuestra evolución en el tiempo y nuestro progreso comparado con otras regiones de España, para ver en qué áreas estamos mejorando, o en que áreas necesitamos mayor esfuerzo, y para poder diseñar acciones concretas y eficaces en línea con nuestra misión». A continuación, Javier Quesada, y José Ramos , ambos profesores investigadores del Ivie, han sido los encargados de presentar las principales conclusiones del Observatorio. Entre las principales conclusiones que se desprenden del documento destaca el dinamismo del sistema valenciano de innovación, con casi un 18% de empresas que realizan actividades innovadoras, frente al 15,8% de media para el conjunto de regiones. Estas empresas dedican el 1,9% de su facturación a innovar. La Comunidad Valenciana solo se sitúa por debajo de País Vasco, con un 25,2% de empresas innovadoras, y Cataluña, con un 19,8%. El documento también resalta el carácter emprendedor de la población valenciana, ya que el 8% de los habitantes de la región está inmerso en procesos de creación y desarrollo de proyectos empresariales. Un porcentaje situado por encima de la media nacional (6,8%) y del resto de comunidades de referencia: Madrid, Cataluña, Andalucía y País Vasco. Frente a estos datos positivos, el informe incide en la necesidad de aumentar la intensidad de la inversión en I+D. Aunque en los últimos años la Comunitat Valenciana ha recuperado el ritmo inversor de principios de siglo, todavía está por debajo de la media. El gasto en I+D medio por ocupado se sitúa en 66.050 euros, frente a los 86.788 de la media de España, y apenas cubre el coste salarial. Además, los autores del informe han recordado que la inversión en activos intangibles en relación con el PIB también es inferior al conjunto nacional (7% frente a 7,6%). El capital humano en actividades de I+D es otro de los indicadores analizados por el Observatorio y resalta el crecimiento de forma exponencial desde 2002, cuando se contaba con 13.600 personas que realizaban actividades de I+D, hasta alcanzar las 23.000 diez años después, en 2022. Aunque aumenta la presencia de mujeres, ya que pasan de 5.311 a 9.485, representan el 41% del empleo en actividad de I+D. En cuanto al análisis cualitativo sobre talento, basado en entrevistas con responsables de RRHH de las empresas, el estudio muestra que las empresas valencianas reconocen dificultades para atraer perfiles más tecnológicos, de especialización industrial, pero también, profesionales senior o mandos intermedios. Entre las carencias de los candidatos destacan la falta de madurez, la escasa tolerancia a la frustración, la incapacidad para postergar las recompensas, la baja orientación empresarial, unida al escaso conocimiento de la realidad de las empresas y, por último, el bajo nivel de competencias tanto cognitivas (razonamiento crítico, capacidad analítica...) como sociales (habilidades comunicativas, de gestión de conflicto...). Las empresas manifiestan dificultades para atraer personas con talento con un alto compromiso a largo plazo . Por ello, las más innovadoras están cambiando su estrategia hacia una orientación más encaminada a atraer un talento muy comprometido y que aporta su máximo valor a medio plazo, en lugar de priorizar exclusivamente el compromiso más duradero. El informe incluye también sugerencias y recomendaciones para mejorar la realidad de las empresas valencianas en el ámbito de la innovación: - La inversión pública en I+D debe ser estable y planificarse a medio y largo plazo (compromisos presupuestarios plurianuales), sin vaivenes, y procurar una desburocratización de los procedimientos de gestión y evaluación de los resultados de las acciones realizadas. - Para impulsar el desarrollo de las actividades de I+D en el interior de las empresas, también en las pequeñas, deberían crear un área de I+D+i, próxima a la dirección general, que elabore una estrategia de innovación y aproveche los fondos europeos de Next Generation EU. - Junto a la inversión en I+D, las empresas valencianas han de invertir en otros activos intangibles que mejoran la productividad: incorporar software en sus procesos productivos, disponer de capital humano específico (perfiles tecnológicos, especialistas en la gestión del dato, desarrolladores de inteligencia artificial, tecnólogos…), generación de marca de la empresa a través del diseño de los productos y la publicidad, y la inversión en una estructura organizativa basada en la tecnología y la digitalización. Casi 3.000 empresas valencianas ya realizan actividades de innovación en sus productos o procesos, pero quedan más de 13.000 que no realizan. - Debe incrementarse el peso de aquellos sectores económicos con una intensidad digital más alta, pero también incrementar la presencia de la digitalización en el resto de los sectores. Apenas el 2% del empleo en las empresas valencianas se corresponde con personal especialista en TIC. El aprovechamiento de este capital humano especializado es uno de los aspectos a mejorar por el tejido empresarial valenciano. - La elevada actividad emprendedora existente en la Comunidad Valenciana ha de orientarse hacia empresas basadas en el conocimiento, la tecnología y la economía digital . Los emprendedores deben diseñarla como una empresa que nace digital. - Por su parte, las Administraciones Públicas deben facilitar que el entorno regulatorio no perjudique injustificadamente a la actividad empresarial, ni cree una incertidumbre o inseguridad innecesaria.