Ni Ultras Sur ni los Boixos Nois en los campos, pero sí el Frente Atlético: la historia de los tres grandes grupos ultras en España
Los incidentes protagonizados por los ultras del Atlético de Madrid el pasado domingo, cuando el lanzamiento de objetos desde el fondo sur del Metropolitano obligó a detener el derbi ante el Real Madrid, recordaron a tiempos pasados, cuando los aficionados radicales eran algo más que habitual en el fútbol español.
El fenómeno ultra llegó a España en los años 80 del siglo pasado y tuvo su apogeo en los 90, cuando los grupos más radicales tenían casi ‘secuestrados’ a los clubes, cuyos dirigentes los encubrían e incluso apoyaban (económicamente y también con espacios dentro de los mismos estadios).
Con el comienzo del siglo, fueron varios los presidentes que se atrevieron a plantar cara a los ultras y se propusieron echarles de sus clubes. Florentino Pérez y Joan Laporta estuvieron entre ellos y son el mejor ejemplo al estar al frente de las dos instituciones deportivas más poderosas de España.
Ultras Sur, nacido en los inicios de los años 80 en Madrid, es el grupo radical más popular de cuantos aterrorizaban a aficionados al fútbol y también a ciudadanos a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Se trataba de un grupo de ideología neonazi que ocupaba la tribuna baja del fondo sur del estadio Santiago Bernabéu y que protagonizó numerosas peleas y agresiones. Para el recuerdo, también, cuando tiraron la portería del Santiago Bernabéu en las semifinales de la Champions de 1998, obligando a retrasar más de una hora el partido.
Cuando Florentino Pérez llegó a la presidencia del Real Madrid, en el verano del año 2000, uno de sus grandes propósitos fue acabar con los ultras del Santiago Bernabéu. Tres años más tarde, Joan Laporta fue elegido presidente del FC Barcelona y ambos formaron una alianza clave para acabar con la connivencia que existía en ambos clubes con los grupos radicales.
El Madrid cerró la grada sur (con aficionados de pie) para ponerla con asientos y creó una Grada Joven en un proceso que ni mucho menos fue sencillo: Florentino ha necesitado dos etapas al frente del club, y fue en 2014 cuando los grupos ultras desaparecieron definitivamente del Santiago Bernabéu. «Al Real Madrid ya no le chantajeará nadie», rezaba el comunicado del club a finales de 2013. «En el Madrid no mandan ni los periodistas, ni los jugadores, ni los ultras», afirmaba dicho escrito.
Igual de contundente o incluso más fue Joan Laporta, que actuó de inmediato. Tras prometer en su candidatura luchar contras los ultras para acabar con su presencia en el Camp Nou, a su llegada cerró los almacenes del Camp Nou que usaban los ultras para sus pancartas, abrió expedientes e incluso expulsó a socios y hasta llegó a haber una detención de un miembro de seguridad del club por su vinculación con el grupo ultra.
El grupo Boixos Nois también nació en los años 80 y su ideología era neonazi igualmente. Con muchas peleas y agresiones a sus espaldas, el asesinato en enero de 1991 de Frederic Rouquier, un aficionado del Espanyol que llevaba una bufanda del equipo perico, fue su acto más salvaje. Fue un acto de venganza por una agresión anterior de las Brigadas Blanquiazules, los ultras espanyolistas.
Los ultras, eso sí, no han desaparecido del entorno del Barça, que hace una semana ha sufrido una sanción de la UEFA después de que un aficionado radical expusiera una pancarta en la que se leía ‘Flick Heil’, en una clara referencia a la proclama neonazi ‘Sieg Heil’. Vetados en el Camp Nou, siguen haciendo acto de presencia en algunos viajes del equipo azulgrana.
Erradicar a los ultras ha supuesto graves problemas personales tanto a Florentino Pérez como a Joan Laporta. Ambos han sufrido numerosas amenazas y pintadas en su contra de los grupos radicales. Ultras Sur, de hecho, llegó a vandalizar en 2015 la tumba de Pitina, la mujer fallecida del presidente del Real Madrid,
El Frente y el asesinato de Jimmy
También en los años 80 (fue fundado en 1982) surgió el Frente Atlético, uno de los grupos más activos y numerosos de la historia ultra del fútbol español y todavía en vigor pese a una desaparición, en 2014, que nunca ha sido tal.
El Frente Atlético tiene el más que dudoso honor de ser el grupo radical con más muertes a sus espaldas. El 8 de diciembre de 1998, el aficionado de la Real Sociedad Aitor Zabaleta fue asesinado por el neonazi Ricardo Guerra, mientras que en 2014, durante una reyerta entre aficionados atléticos y del Deportivo, el gallego Jimmy murió (fue arrojado al río Manzanares) a manos de los ultras del Atleti, sin poder determinarse cuál de ellos fue.
Fue precisamente el asesinato de Jimmy el que hizo que el Atlético prohibiera al Frente Atlético como peña. Sin embargo, la presencia de este grupo radical, que se estima que tiene más de 2.000 miembros (no todos ellos ultras, pero sí una parte numerosa y con mucho peso de un centenar de miembros), no ha desaparecido ni del Metropolitano ni del día a día de la entidad colchonera.
Buen ejemplo de la influencia del Frente es cuando varios hinchas radicales (encapuchados varios de ellos) interrumpieron, en 2005, un entrenamiento del Atlético, llegando a amenazar a los jugadores por los malos resultados.
También para el recuerdo quedará lo sucedido en el derbi, con José María Giménez y Koke acercándose a hablar con los ultras y estrechándoles incluso la mano. Al final del partido, además, todo el equipo se dirigió al fondo sur para darle las gracias por su apoyo entre la pitada generalizada del resto de aficionados del Metropolitano.
Los dirigentes del Atlético, siempre laxos y mirando para otro lado con el Frente, se aferran a que no es un grupo que ellos reconozcan y que, por ello, no pueden hacer nada al ser una institución privada.