Yonkis de los contratos a dedo
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¡Buenos días!
Hoy te cuento algo sobre Andalucía porque también puede ser España dentro de España. Como Madrid. El caso es que no ha sido la mejor de las semanas para el Gobierno andaluz. Para entendernos: los que controlan cómo se gasta el dinero público en la comunidad (la Intervención, así se llama) le han dicho al equipo de Juan Manuel Moreno Bonilla que así no, que no puede abusar como lo hace de los contratos pequeños y encadenados para comprar medicamentos, hacer obras en un hospital o encargar adornos navideños.
En la jerga técnica de contratación se llaman contratos menores y están pensados para pequeños gastos. No pueden rebasar los 15.000 euros y, como su naturaleza es esa, pagar pequeños gastos, están sujetos a los mínimos controles. El problema, le dice la Intervención a la Junta en un informe que ha desvelado mi compañero Daniel Cela, es cuando juntas muchos de estos mini contratos para pagar algo grande cuyo volumen exigiría un concurso público o un negociado sin publicidad (otra palabra técnica), otras modalidades que contempla la ley.
Con este lío montado en Andalucía, consultamos con una ristra expertos en planificación y gestión sanitaria. Nos preguntábamos si esto podía estar pasando en más sitios. La respuesta cada vez que descolgábamos el teléfono era parecida: es una práctica generalizada, sucede más de lo que debería, a veces se fraccionan por agilidad. Mi contestación favorita fue esta: “Son yonkis de la contratación a dedo”.
Las cosa se puede explicar así más o menos: “La ley de contratos es demasiado rígida y disfuncional para sanidad, pero cuando se fraccionan por necesidad hay muchos que meten lechugas entre col y col”. El sector sanitario exige muchas veces respuestas rápidas, compras que no esperabas y gastos elevados.
Este es un argumento de autoridad para justificar algunos troceos, coinciden los expertos. Es una cosa “políticamente muy sensible” porque “nadie entendería que se pare la compra de un medicamento”. Otra cosa bien distinta es que sistemáticamente se use para todo. En Andalucía se han revelado todo tipo de conceptos (algunos no los imaginarías) hasta llegar a los 468 millones de euros en un solo año. Un poco raro.
Dentro del propio Gobierno andaluz, la consejera de Sanidad ha querido salvar su barco, pero no el de las luces de Navidad. “Es rotundamente falso que haya contratos en fraude de ley. Yo hablo de sanidad, no hablo de alumbrado de navidades, en esas cosas no voy a entrar”. Andalucía, me temo, no es la primera comunidad –ya contamos un caso parecido en Madrid en 2018– ni será la última. Eso no quiere decir, por frecuente, que se haga bien.
Mientras estabas a otras cosas...
- Más del 80% de las interrupciones voluntarias del embarazo siguen haciéndose en la privada pese a la ley. Hay cinco comunidades que no registran ni 50 abortos al año en la pública.
- El cannabis medicinal podrá usarse como último recursos para dolores crónicos y los efectos de la quimioterapia. Tenemos nuevos detalles sobre la regulación que está preparando el Ministerio de Sanidad.
- Los siguientes pasos del Gobierno contra el tabaco serán la prohibición de los vapeadores desechables, los sabores y la implantación del empaquetado neutro.
La buena noticia de la semana
Una mujer diabética de 25 años ha conseguido producir su propia insulina. Parece un milagro pero se llama ciencia. Un grupo de investigadores chinos ha completado un complejo proceso de trasplante de células madre a las que se ha reprogramado para que hagan la función de un mini páncreas.
El problema de las personas con diabetes tipo 1, como esta paciente, es que no son capaces de producir una hormona tan importante como la insulina que permite distribuir la glucosa por los órganos y no acumularla en el torrente sanguíneo.
Hay que tener cuidado con decir que la diabetes tiene cura porque el experimento ha sido exitoso en una única paciente, pero el ejemplo abre una puerta a la esperanza. Sin duda, la mejor noticia de la semana.
Pasa un bonito fin de semana. Te espero el próximo sábado con más cositas.
Sofía