'Las corsarias', ese pasodoble, no sonaba; había que dormir desde Albacete, que habían salido a las cuatro y fueron lo primero marcial que vio este reportero. Atendía, por la glorieta de Atocha, con un bigote amable y casi de kaiser, el Coronel Hernani («con 'h' como el pueblo»). Contaba que para ser de su Real Hermandad de Veteranos y de la Guardia Civil no había que haber pasado por Cerro Murciano o El Ferrol, que bastaba, como en la Legión, el espíritu. Ese espíritu de « amor a España, respeto a la Constitución y fidelidad al Rey y a las Fuerzas Armadas ». Loreto Sáez, con los banderines, miraba al cielo y sabía, o creía saber, que la patrona del...
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