Crítica de «Super/Man: La historia de Christopher Reeve»: El superhéroe que volaba y luego no pudo ni caminar ★★★

Resulta difícil, mucho, ser Superman, ser un actor aún muy novato (antes hizo algunas obras de teatro en el Off-Broadway y poco más), ser guapo, atlético (le costó a Reeve alcanzar aquella forma física, ciertamente), reventar las taquillas de medio planeta con aquella primera película y que, de pronto, todo se pare, que en apenas unos segundos, como si aguantases la respiración, nada, solo ese instante necesario para recuperar el aliento de la vida, un accidente, la mala suerte y el destino lo detuvieran todo apenas unos años después. Christopher Reeve se había convertido en una superestrella de la noche a la mañana. Con pareja, con hijos, con alguna que otra entrega más de la saga a cuestas y varias películas que jamás alcanzaron el éxito de aquella primera (con sinceridad, casi ninguna era buena), Reeves decidió entonces, parapléjico postrado en una silla de ruedas y con respiración asistida, luchar, no contra unos cuantos villanos menos dañinos que aquella caída del caballo sucedida en 1995, sino por los derechos de las personas con discapacidad. En el documental que ahora llega a España nos asomamos a la trayectoria existencial y a la muerte de Reeves en palabras de amigos y colegas como Susan Sarandon, Jeff Daniels o Glen Cloose, así como de sus hijos y primera esposa. La segunda pareja del intérprete falleció un año después que Reeves por un cáncer de pulmón, jamás había fumado. Y sabemos que el padre de Superman era un intelectual duro, al que eso de que volase en el cine le importaba un rábano, y a la zona digamos más «oscura» de su personalidad, porque parece que Reeves heredó ese nivel de exigencia para con su propia familia y no fue él tampoco un progenitor para emocionarse. Pero poco, porque en Hollywood esto de los biopics acaban siempre resultando un puntito hagiográficos, como sucede aquí. Con todo, una historia emocionante sobre un hombre que intentó luchar hasta el final para vencer su parálisis. En el fondo, jamás lució mejor la capa como en el final.

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LO MEJOR

LO PEOR

O lo más triste: saber el triste final de Robin Williams, íntimo de Reeve, unos años después