Joaquín Sabina, el poeta que quiere que el fin del mundo nos pille bailando, ha sacado de chiqueros su 'Ultimo vals'. Y lo ha hecho rodeado de una cuadrilla de tronío: de Leiva a Serrat, de Calamaro a Ricardo Darín. De José Tomás a... Naide. Porque como José Tomás, ninguno. Con las canas sin teñir en ningún escenario, con su barba de náufrago por el que todas las islas se pelearían, ¿para cuándo un último vals, maestro? Dos temporadas sin usted son muchas temporadas. Aunque -'sintiéndolo mucho'- 'deshojemos margaritas' de plazas que nunca anuncian al de Galapagar, seguiremos siendo 'cinturón negro' del mañana sí. Ni veinte horas lleva en los ruedos 'Un último vals' de Sabina y ya ha sido...
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