A falta de tres semanas para que culmine el año litúrgico, como siempre con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, la temporada de las procesiones de gloria del ciclo ha culminado con la de Nuestra Señora del Amparo, y lo ha hecho con un ciclo en el que las hermandades han conseguido lo contrario de las de penitencia: la lluvia las ha respetado. Deja este año la sensación de un momento de crecimiento de las hermandades de gloria, en que se consolidan dos: la de la Virgen de Belén , que organiza un grupo de fieles en la parroquia del mismo nombre, y la de María Santísima de Araceli , que volvió a visitar la parroquia de la Compañía en septiembre. Fue la de Belén la primera del nuevo año litúrgico, en septiembre, y siguieron las del Niño Jesús en enero, este año con la novedad del Dulce Nombre de la Estrella, que dejó el Corpus para salir en el primer mes del año. Antes de Cuaresma salió el Beato Crístóbal de Santa Catalina, ya con una procesión consolidada arropada por su colegio. Hubo varios momentos intensos y el primero fue mayo, con la Cabeza, Fátima y la Virgen de los Ángeles en sus Misterios Gozosos, que sigue avanzando en patrimonio. Presentó su peana de carrete completamente dorada y terminada en su rosario por las calles del centro. Brilló María Auxiliadora escoltada por su amplia familia salesiana y poco después comenzaron las procesiones eucarísticas. Fue la primera la de Ánimas , anticipo en jueves de la procesión del Corpus Christi, que continúa con la buena senda del año anterior y que llevó uno de los cortejos más largos que se recuerdan, y no sólo de las hermandades. Poco después llegó uno de los pocos lunares: las procesiones de la octava del Corpus no podían celebrarse en el día más habitual, el domingo 9 de junio. Era el día de las elecciones europeas y los efectivos de la Policía Local estaban desplazados a los colegios electorales, así que no podían cortar las calles. Algunas procesiones se desplazaron a otras jornadas, como el Sagrado Corazón de Jesús, que pasó al sábado anterior, y otras fueron claustrales, como la del Císter. A partir de ahí todo siguió la senda de la normalidad y el 16 de julio salieron las dos imágenes de la Virgen del Carmen , en una jornada muy popular, arropada por la devoción, y luego San Lorenzo y especialmente Nuestra Señora del Tránsito. En septiembre comenzó el nuevo curso que convocó la Virgen de la Fuensanta y le siguió Villaviciosa, con el estreno de las imágenes de San Gabriel y San Rafael, obra de Manuel Luque Bonillo. En ese mes pisaron las calles, la Divina Pastora, la Virgen del Rayo, Araceli y el Socorro, todas en procesiones muy populares. Para ese entonces no dejaban de sumarse nuevas imágenes de colegios o parroquias, como la del Colegio de las Mercedarias , la de la Milagrosa, la de Guadalupe o la de la Consolación. La Pastora de las Almas de la Vera-Cruz salió a las calles en octubre, también sin riesgo de lluvia, y la Virgen del Amparo volvió a cerrar el año litúrgico.