Afortunadamente, las mujeres están cada vez más informadas de los efectos que la menopausia va produciendo en su cuerpo, cambios a los que hace años no encontraban explicación. Aún así, hay mujeres que en esta etapa todavía no se atreven a abordar o reconocer abiertamente ciertos asuntos por pensar que son demasiado íntimos o no saber dónde acudir en busca de una respuesta profesional. Es el caso de la sequedad vaginal que se produce en muchos casos como consecuencia de la llegada de esta etapa que se caracteriza por los cambios hormonales y disminución de estrógenos. « Picor, ardor, sequedad, molestias durante las relaciones sexuales, mayor sensibilidad en vulva o vagina pueden ser señales de que la mucosa necesita un extra de nutrición», asegura María Pérez, fisioterapeuta experta en suelo pélvico y creadora de La Pelvis Revolution, colaboradora de Intimina . ¿Es lo mismo un gel hidratante que un lubricante? No, no son lo mismo, aunque a veces se confunden. Los productos hidratantes están diseñados para nutrir la mucosa vaginal, como una crema hidratante para la piel del cuerpo o la cara. En cambio, el lubricante actúa de forma inmediata, facilitando el deslizamiento durante las relaciones sexuales. Uno actúa a largo plazo, el otro de forma instantánea. Además, si la mucosa necesita hidratación, es posible que los síntomas no mejoren sólo con un lubricante. ¿De qué manera debe usarse? ¿Es necesario ponerlo sobre la vagina de manera superficial, hay que introducirlo...? La forma de uso depende del producto. Existen hidratantes externos, para la piel de la vulva, e internos, para la mucosa vaginal. Es importante revisar las instrucciones de aplicación y la zona para la que están indicados antes de comprarlo. Además, pueden presentarse en distintos formatos: gel, crema, óvulos… La frecuencia de uso puede variar según los síntomas, y esto debería indicarlo el envase. Si no es así, lo ideal es consultar con una profesional de la salud para recibir orientación. ¿Es de uso exclusivo para el momento de mantener relaciones sexuales o hay que usarlo diariamente? Los productos hidratantes necesitan tiempo y una frecuencia adecuada para que se noten sus efectos, por lo que es fundamental considerar nuestros síntomas y seguir las indicaciones del fabricante o de una profesional de la salud. Al igual que hidratamos nuestro rostro o cuerpo, podemos incorporar un producto hidratante vulvo-vaginal a nuestra rutina. Por otro lado, el lubricante está más pensado para usarlo en el momento, como parte de los juegos sexuales o para ayudar en caso de falta de lubricación. Es importante analizar las causas de esa falta de lubricación, ya que a veces simplemente no respetamos el tiempo que necesita el proceso de excitación femenina, o puede haber factores que estén afectando la hidratación natural. Ante una posible relación sexual, ¿con cuánto tiempo de antelación hay que utilizarlo? El lubricante se puede aplicar justo antes o durante el encuentro. En cambio, un gel hidratante es mejor usarlo de manera continua para que la piel esté siempre en óptimas condiciones. ¿Se trata de un tema tabú para las mujeres? ¿Esconden que usan este tipo de geles ante sus parejas porque pueden hacerles entender que no sienten excitación por ellas mismas? Depende de cada pareja, pero en general, hay bastante desconocimiento sobre la diferencia entre lubricación e hidratación de la vulva y la vagina, lo que no ayuda. A veces, hemos normalizado situaciones como el dolor en las relaciones sexuales, y ni siquiera se nos ocurre buscar una solución. Además, existe una gran falta de educación sexual en general y, en particular, sobre el mecanismo de excitación de las mujeres, que es diferente al de los hombres. Esto hace que la falta de lubricación se asocie erróneamente sólo al deseo, cuando en realidad puede deberse a cambios hormonales, estrés, medicamentos y otros factores. ¿Cómo se pueden romper este tipo de temores en las mujeres en menopausia o cercanas a ella? La clave está en la comunicación y la información. Hablar del tema con naturalidad, tanto con la pareja como con los profesionales de la salud, puede aliviar muchas inseguridades. Entender que cuidarse y pedir ayuda no es algo indecoroso ni un motivo de vergüenza, sino una muestra de autocuidado, ayuda a cambiar la perspectiva. Normalizar la importancia de la salud de la vulva y la vagina, como cualquier otro aspecto de nuestro bienestar, es esencial para superar estos temores.
