De los cinco que se sientan en el banquillo por el crimen de Samuel Luiz, el caso de Catherine Silva es el de mayor miga jurídica. Se enfrenta a 25 años de cárcel porque se le atribuye, como al resto, un asesinato con alevosía y ensañamiento, pese a que a ella no se le acusa de golpear a la víctima. De lo que se le señala es de intentar impedir que Lina, amiga de Samuel, le socorriera. Además, igual que a Diego Montaña, su entonces novio, le suman el agravante de discriminación hacia la orientación sexual de la víctima. Luciano Prado es su abogado y defiende su inocencia en una charla con ABC. Los letrados de las acusaciones, la popular y la particular, rechazaron la propuesta de ser también entrevistados. —Hemos sobrepasado ya el ecuador del juicio. ¿Qué valoración hace de las sesiones ya celebradas? —No puede ser más positiva para nosotros. Cierto que está la declaración de la acompañante de Samuel, que dice una cosa distinta a la que dijo en instrucción, y que si le hacemos caso parece que Catherine poco menos que colaboraba en la agresión, cuando eso no es cierto, para nada. Sacando eso, y eso tampoco sería constitutivo de un delito como se le acusa, no hay nada más. Está clarísimo que intentó por todos los medios parar la agresión. —Por lo que dice pareciera que el único reproche que se le puede hacer es haber estado en el sitio equivocado. —En el lugar equivocado y con la gente inoportuna. Parecer ser que sí que era una pandilla que ya tuvo problemas en otras ocasiones, pero ella no. Además, ella mide 1.50 y pesa 50 kilos. Difícilmente puede pegarle palizas a alguien o impedir que le auxilien. —Lo que no se discute es que Catherine, que estaba con su novio cuando éste se abalanzó sobre Samuel, agarró a Lina. ¿Por qué lo hizo? —Cuando agarra a Lina y la aparta es para sacar a Diego de allí. Aparta a Lina, agarra a Diego y lo quiere sacar de allí. No la está apartando para asegurar la agresión. Además, ese primer episodio, que son tres golpes, cesa en el momento que ella saca a Diego de allí y lo lleva hacia la carretera. Ella le abofetea dos veces y él consigue escaparse y regresa a ese tumulto. Pero, con todo el respeto, Lina dice una cosa al principio y luego la contraria. —Las acusaciones también creen que Catherine compartía la aversión de su exnovio hacia los homosexuales. —Es una absoluta barbaridad. Su pandilla desde que era niña si algo tiene son amigos homosexuales. —Y con la pandilla del resto de acusados, ¿qué vinculación había? —En aquel momento tenía 19 años y salía con un chico que le gustaba, pero no sabía nada más. Era la primera noche que salía con esta pandilla. —Lina aseguró en el juicio algo que no había dicho antes: que también Catherine llamó «maricón» a Samuel. —Es falso. La persona con la que están hablando por videollamada dijo que Lina gira el móvil y entonces esta persona ve perfectamente tanto a Diego como a Catherine. Y esta persona declara, y lo dice con absoluta claridad, que el que llama «maricón» es Diego. —Catherine reconoció en el juicio, usando una definición de la fiscal, que aquello fue una «cacería». —Fue una cacería, una barbaridad, pero no están todos los que son ni son todos los que están. Fue de una brutalidad absolutamente extrema.
