Dani Olmo ha encontrado en el
Barça de
Hansi Flick su hábitat goleador. Jugando entre líneas, con libertad de movimientos y de decisión, y acompañado de cracks cargados de sacos de magia como
Lamine Yamal, el canterano irrumpe en el juego azulgrana con un impacto muy alto. Ante el Espanyol le bastó con un doblete pero su incidencia va más allá porque incrementa los recursos atacantes.
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