Hasta ayer sabíamos muchas cosas de Pedro Sánchez. Que es un político tenaz capaz de cualquier cosa con tal de conseguir su objetivo, que no suele ser otro que ocupar el poder. Que carece de un arraigado sentido del compromiso, por lo que no tiene reparo en contradecirse a sí mismo en función de sus intereses coyunturales. Que sus principios morales no le impiden firmar alianzas con partidos políticos que buscan la desintegración de España o con actos criminales a sus espaldas. Que su concepto de gobernanza no es respetuoso con la separación de poderes sobre la que se asienta el concepto tradicional de Estado democrático, por lo que intenta acabar con la independencia judicial para que los magistrados dependan...
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