«Estamos en el Bonaire atrapados cientos de trabajadores», escribía una empleada la ya fatídica noche del 29 de octubre desde el centro comercial más grande la Comunidad Valenciana, situado en la localidad de Aldaya y que cinco días después es uno de los epicentros de la tragedia provocada por la DANA , donde los servicios de emergencias y el Ejército tratan aún de acceder en busca de víctimas atrapadas en el parking. Aquella noche de martes en la que la catástrofe comenzaba a fraguarse, los cientos de trabajadores del turno de tarde de las decenas de tiendas y restaurantes del complejo empresarial no pudieron regresar a sus casas. Como siempre ocurre en estos casos, entre la necesidad de comunicarnos intrínseca del ser humano, la desesperación y el impulso de gritarle al mundo lo que ocurre, muchos de ellos relataron a través de las redes sociales la pesadilla que estaban viviendo. Afortunadamente, la totalidad de empleados del centro se encuentra bien, tal y como confirmaron a ABC fuentes directas del Bonaire , pero el miedo fue su principal compañero la noche del martes en la que el agua inundaba toda la planta baja y había cubierto por completo el parking subterráneo. «No pensaba que mi jornada laboral de hoy acabaría así: cenando una tarrinita de pasta con rosquilletas, turnándome el cargador y durmiendo en los cines », escribió Paula en su cuenta de X desde su trabajo. Efectivamente, los multicines que Cinesa tiene en el quinto centro comercial más grande de España sirvieron de refugio para todos los que quedaron allí sin posibilidad de salida. Otros, alrededor de las 20.00 horas de la tarde, cuando el agua ya comenzaba a apoderarse de todo, lograron acceder a sus coches y salir , pero las estampas empezaban a ser desoladoras amén de peligrosas. La incertidumbre era grande, ya no llovía pero era imposible moverse. Todo era agua, lodo, productos de todas las tiendas navegando por aquel lago de fango. En esos momentos es cuando se ve la solidaridad de los que tenemos al lado, como detalla otra de las trabajadoras atrapadas, Mireia, en sus redes: «Agradecer a los trabajadores del Decathlon del Centro Comercial Bonaire que estuvieron toda la noche intentando que entrásemos para resguardarnos. Cuando conseguimos entrar nos ofrecieron ropa y calzado para estar secos y toda la comida y bebida que tenían», escribe, antes de cerrar su mensaje con un contundente «os debo la vida». Cinco días después del desastre, la magnitud del golpe de la tragedia en el centro comercial es aún incalculable. La UME, la Policía y los Bomberos trabajan contrarreloj en los accesos al parking subterráneo para achicar agua y lograr por fin acceder a ver qué escenario se encuentran. La esperanza es que, dadas las condiciones climáticas de aquel martes negro, la afluencia por la tarde no era muy alta en el Bonaire . Pero el temor a que haya víctimas que perdieron la vida tratando de salir con sus coches del parking es real y las nuevas lluvias ralentizan las tareas. La noche de terror en el centro comercial continúa desde el martes sin alcanzar su amanecer.