Francisco de Goya llegó a Madrid en 1775 para trabajar como cartonista en la Real Fábrica de Tapices y permaneció en la capital durante varios años dejando una huella imborrable. Más allá de las obras que se conservan en el Museo del Prado , de la pequeña exposición que acoge la parada de metro que lleva su nombre y que reproduce algunos de sus cuadros más destacados y de algún que otro homenaje repartido por la ciudad, como el mural ubicado en la calle Caramuel – a apenas 300 metros de donde se encontraba su residencia 'la Quinta del Sordo'– que reproduce la pintura 'Perro semihundido', el aragonés dejó una auténtica joya en la que plasmó su arte de manera sobresaliente que pasa desapercibida para muchos locales y visitantes, pero que sin ninguna duda merece la pena descubrir: la ermita de San Antonio de la Florida . Este templo fue levantado por primera vez en 1732 dedicado a San Antonio de Padua , pero a lo largo del siglo XVIII las reformas de la ciudad obligaron a tirar la primitiva ermita, de Churriguera, para construirla hasta en dos localizaciones, uno de esos traslados fue debido a las obras del nuevo palacio de la Florida, finca hoy desaparecida que adquirió Carlos IV y que daba nombre a la capilla. Fue entre 1792 y 1798 cuando por orden del rey el arquitecto Felipe Fontana levantó la ermita tal y como se conoce hoy día en estilo neoclásico con planta de cruz griega con brazos muy cortos y ábside semicircular en la cabecera que origina un espacio central dominado por una gran cúpula iluminada mediante linterna. Sobre los muros apenas adornados con frontones y pilastras, por encima de la cornisa, querubines y ángeles decoran cortinajes. En el ábside se representa la Adoración de la Trinidad y más arriba, en la cúpula, alrededor de una barandilla fingida y con un fondo de paisaje es donde Goya pintó el Milagro de San Antonio, una escena en la que una multitud de personajes del pueblo asisten al momento en el que el Santo resucita a un hombre asesinado para que testifique la inocencia de su propio padre, acusado del crimen. El resultado es un conjunto de lo más original con sorprendentes innovaciones técnicas, gran expresividad en gestos y figuras y un exquisito tratamiento de la luz y el color. Para esta obra, el pintor tuvo muy en cuenta que estaba trabajando en uno de los templos más populares de la capital dedicado al patrón de las jóvenes solteras y muy famoso por sus verbenas. Así, la obra desprende un aire profano y festivo en una mezcla mágica de arte y tradición. Los retablos fueron pintados posteriormente por Jacinto Gómez Pastor. Estos frescos marcaron un antes y un después en la carrera del pintor ya que en ellos utilizó las técnicas aprendidas hasta entonces junto con las que comenzaría a utilizar posteriormente en su arte. Con el fin de conservar dichas pinturas el edificio fue declarado, en 1905, Monumento Nacional y en 1928 se decidió construir a su lado una iglesia idéntica para trasladar el culto y poder mantener este templo como un museo y como lugar de descanso del artista, pues en 1919 sus restos fueron trasladados aquí desde Burdeos, ciudad en la que falleció en 1828. Desde 1987 el Ayuntamiento de Madrid tiene cedida la custodia de la ermita con el asesoramiento de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Patrimonio Nacional , dueño del monumento. Fue a partir de ese año cuando se iniciaron tres campañas de restauración, una para rehabilitar el edificio y otras dos para limpiar y conservar los frescos en todo su esplendor. - Dirección: está ubicada en la Glorieta de San Antonio de la Florida 5 - La entrada a la ermita es gratuita. - Se organizan visitas guiadas gratuitas para grupos de máximo 25 personas con una duración aproximada de 20 minutos previa reserva vía telefónica (915420722). - El 13 de junio acuden en romería a esta ermita muchos jóvenes que se van a casar o que están solteros para pedirle amor duradero al santo.
