El privilegio de alojarse en el Parador panorámico de Salamanca
«Salamanca es una fiesta para los ojos y
para el espíritu ver la ciudad como poso del cielo en la tierra de las aguas
del Tormes». Esta frase de Miguel de Unamuno da la bienvenida en una amable
tarjeta dispuesta en el Parador de Salamanca, «la ciudad milenaria de espíritu
universitario». Situado en la margen izquierda del río Tormes, frente al casco
histórico de la ciudad, este Parador es un edificio de construcción moderna,
con ventanas orientadas a los edificios más emblemáticos de Salamanca, ya sea desde
las habitaciones, la piscina exterior o el jardín (el hotel también dispone de
gimnasio, sauna y un centro de convenciones para la celebración de todo tipo de
eventos).
Este es uno de los muchos alicientes que
ofrece este establecimiento, en un recinto privado y aislado, y a la vez, a un
tiro de piedra de la ciudad caminando un poco hasta llegar al impresionante
Puente Romano. Y es que la ciudad de Salamanca, ciudad Patrimonio de la
Humanidad, está llena de rincones y edificios históricos. No hablaremos aquí de
la bella Plaza Mayor, la Casa de las Conchas, tan famosa por su fachada, sus
catedrales o el edificio de la Universidad, la más antigua de España. Tampoco,
de otras localidades cercanas de interés máximo, como Alba de Tormes o e el
entorno natural de la Sierra de Béjar.
El chef Alberto Hernández
Taberna de Libreros es cocina de mercado
y productos de temporada, con el toque que da Hernández a raíz de todo lo
aprendido en sus viajes, de tal modo que si uno tiene el gusto de sentarse a la
mesa de su restaurante percibirá en sus platos, de una creatividad formidable,
detalles que provienen de China, Indonesia, Japón, Tailandia y México, más allá
de los ingredientes más propios de la gastronomía tradicional española o
europea.
Marinados y adobos caseros, ostras
con salsa de txalota, risotto gorgonzola, raíces exóticas asadas con
romesco, guacamole al estilo de Oaxaca, espárrago en tempura, solomillo ibérico
adobado con Ras el Hanut, salsa de ajos y limón, costilla de ternera glaseada,
pulpo al estilo Nikkei son sólo algunas de las delicias del chef Hernández, que
pueden tener un dulce colofón con su arroz con leche y crema de limón, su piña
asada con helado de mango, coco y lima o, para no olvidar dónde estamos, en
esta ciudad antigua y bella, plena de historia y literatura, la tradicional
torrija española.