El pasado 27 de octubre, el
Atlético de Madrid tocó fondo en uno de los peores partidos de los últimos años en el
Benito Villamarín. Para suerte de los rojiblancos la derrota ante el
Real Betis fue sólo por 1-0 y con un gol en propia puerta de
Josema Giménez. Pero lo cierto es que el resultado pudo ser mucho más amplio por todas las ocasiones que erraron los verdiblancos entre las más claras dos balones estrellados en la madera. Aquel día los colchoneros incluso estuvieron cerca de empatar la contienda con dos remates a la madera de
Correa, pero las sensaciones fueron muy negativas.
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