Roberto Ángeles: “Hay corrupción porque no somos un pueblo formado en la vocación de servicio”
"Abrí mi taller al día siguiente de que Hurtado Miller dio el paquetazo y terminó su discurso diciendo ‘Que Dios nos ayude’. Yo dije ‘no va a venir nadie. ¿Quién va a querer estudiar teatro?”, recuerda Roberto Ángeles (71). Del primer taller egresaron Norma Martínez, José Luis Ruiz, Javier Echevarría y Carlos Mesta. “Así empezó. Ahí tienes a gente que está haciendo teatro y jugándosela porque no es fácil”.
El director teatral toma un descanso de la dramaturgia hasta el 2026, cuando celebre sus 50 años en el teatro. Por estos días dirige Tiempos mejores acerca de una familia de la clase media que ha enviado a sus hijos a estudiar a Estados Unidos y Europa. Se comunican a través de videollamadas y nos enteramos que han guardado bajo la alfombra secretos e incluso delitos. “La mamá no es la del siglo pasado, es una mujer empoderada, capaz de llevar la economía de la casa. No obstante, cometió un error grave de desatención hacia su hija. Ese es el precio que puede costarle a alguien concentrarse tanto en salir adelante. El papá es de un perfil más relajado, menos ambicioso, un poco soñador como si fuera un exizquierdista, digamos, que se ha desinflado con los años (sonríe). Como ha pasado con muchos de la izquierda”.
“Para mí las dos fuentes de creación son el universo interior y la historia del Perú”.
El dramaturgo tiene cuatro hijos adoptivos, tres de ellos artistas y bromea recordando cuando “dejó todo” y se dedicó al teatro. Dice que los personajes de la obra, los padres, le recuerdan a él mismo emigrando a Europa y regresando a Perú. “Era un romántico”. Ingresó a la escuela de la Universidad Católica en 1976, estudió con Alberto Ísola, Edgar Saba y Alfonso Santistevan. Pero antes quiso ser abogado o lingüista y trabajó dos años en el área legal de Aduanas. “En esa época estaba la dictadura militar y se estaba cambiando la legislación de comercio exterior. A mi papá no le importaba que hiciera teatro, pero que no dejara el Derecho. Él creía que el teatro era como un hobby. Yo nunca pensé en la parte económica, en ese tiempo éramos muy románticos”.
¿Le parece que la obra nos recuerda que ahora mismo hay muchos que quieren ver a sus hijos fuera del país?
Sí y yo tuve la suerte de tener una beca para estudiar. Fui a Londres, hice un posgrado en Pedagogía y Dirección Teatral. Estuve dos años estudiando y cuando ya iba a regresar le escribí una carta a mi papá contándole que había terminado mis estudios y que regresaba. Me contestó inmediatamente “¡no regreses!” (ríe), “¡para qué vas a regresar! Todo es un desastre aquí en Perú”.
¿Era fines de los 80?
Sí, estudié del año 86 al 88 y regresaba porque creía que tenía que hacer teatro en Lima. Mi papá me decía que no regrese, era el Gobierno de Alan García que fue un desastre, pero a mí me parece que los que tenemos la suerte de tener una profesión, digamos, más deberíamos quedarnos en el país y poner en práctica nuestro conocimiento, nuestra vocación de servicio. Si el Perú ha seguido creciendo es gracias a la gente que sí cree en este país a sabiendas de las adversidades que van a tener al quedarse. En este país es difícil.
Me dice que no le sorprendió que ganara Donald Trump. ¿Le sorprende la coyuntura actual en Perú?
Yo he vivido en Minnesota y, aunque Trump es un necio y machista, lamentablemente hay una cantidad de gente del pueblo de los Estados Unidos que piensa muy cercano a él. En el caso de Perú, a mí me gusta mucho como cultura, como historia, las diferentes etnias, las diferentes naciones que hay en Perú, lo más bello e importante es su cultura, pero la política no la entiendo. Hay corrupción porque no somos un pueblo formado en la consideración y en la vocación de servicio, no somos un pueblo preocupado por el prójimo. Y los presidentes que hemos tenido son unos payasos, en ninguna parte del mundo existen esos presidentes.
Hablando de izquierdas, usted no cree que hayamos tenido un gobierno así.
Es que qué va ser de izquierda Dina Boluarte y Pedro Castillo, no saben nada de marxismo. No han sido de izquierda. Al igual que al dictador de Venezuela le dicen que es de izquierda, pero ¡eso no es izquierda! ¡Ese señor es un delincuente! Maduro es un delincuente asociado a la mafia, está instalado en el poder como un ejemplo de lo que puede pasar en otros países.
¿Se refiere a nuestro país?
Boluarte tiene el apoyo de congresistas que están vinculados al narcotráfico, a la minería ilegal y a otros delitos, pero algo también está funcionando simultáneamente porque el Poder Judicial ha podido meter a la cárcel a todos los presidentes corruptos desde Fujimori. Yo tengo amigos abogados extranjeros que vienen por diferentes razones y están maravillados, me dicen “qué ejemplo para otras sociedades, en mi país jamás un presidente corrupto va a ir a la cárcel”.
Volviendo a su carrera, si bien los actores consideran un reconocimiento haber egresado de su taller; hay figuras mediáticas que se han quejado, cuentan que los “botó”.
Sí, es cierto, pero el verbo exacto no es botó (ríe). El primer día de clases les explico a los alumnos que si yo al cabo de algún nivel no veo condiciones para que este joven se convierta en actor profesional, ya no lo invite a seguir, ese es el verbo exacto. Puede ser que yo no sea el profesor indicado para ese joven porque yo no soy ningún genio, soy un profesor y puedo no ser el adecuado. Entonces, se lo digo con amabilidad, pero a veces se molestan igual y lo cuentan en las redes y dicen que yo “los he botado” (sonríe).
Los desaprobó, entonces.
Es que, si no veo condiciones, qué voy a hacer quedándome con su dinero y fomentando su ilusión –que es lo más importante que tiene un joven– y cuando termine el taller, que no funcione y que nadie lo llame, no, no me parece correcto. Algunos no han terminado, pero me ponen como su profesor, ya no puedo hacer nada (ríe).
¿Y es verdad que a Ricardo Morán lo mandó a arreglar la escenografía y con eso él entendió que no era buen actor?
(Carcajada) Más o menos fue así. Ricardo fue un muy buen alumno, siempre ha sido muy inteligente. Cuando era mi alumno dejó la universidad y a mí me dio una especie de culpa porque para un papá que un hijo haga teatro y deje la universidad, es un escándalo para la familia. Le pregunté: ¿por qué has hecho eso? Y él me dijo “la universidad ya no tiene nada que enseñarme”. Me quedé más asustado, pensé que podía ser un gesto de soberbia de un chico de 21 años, pero no, fue correcto.
Las obras que dirige siempre tienen relación con lo social o político. ¿Un artista puede estar alejado de eso?
Sí puede, pero no debe, sobre todo en el Perú. Para mí las dos fuentes de creación son el universo interior y la historia del Perú, nuestra realidad, esas son las fuentes más importantes. Pero cada quien hace el teatro que desee, yo no creo que se deba obligar a nadie, pero mi recomendación siempre a los alumnos es entender la historia del Perú, nuestra psicología e idiosincrasia y eso convertirlo en una obra de teatro.
Usted se mantiene optimista con lo que puede venir para el país ¿no?
Es que los peruanos nos engrandecemos ante la adversidad. El teatro hace treinta años era muchísimo menor, ahora hay 45 salas y el cine es una lucha que empezó Robles Godoy. Los grandes proyectos de desarrollo no tienen que ver con los políticos. Y, desde que hubo la marcha contra Merino, veo que un sector grande de la juventud tiene muy claro la defensa de la peruanidad. Es un sector que guarda una esperanza de crecimiento, de desarrollo y de principios.
- Tiempos Mejores de Mikhail Page y Rasec Barragán, se presenta en la sala Alzedo del Teatro Segura.
- La primera obra que escribió y dirigió Roberto Ángeles en Lima fue ¿Quieres estar conmigo?
- Cada año postulan 100 a su taller de actuación. “Ingresan 30 y egresan 10 o 12, en promedio”, nos dice.