El escándalo del VAR, dibujando un pie de
Lewandowski en Anoeta que no era suyo, ha destapado la caja del victimismo culé. Las redes arden. Las tertulias, también. Oficialmente,
Deco ha sido elegante y el Presidente no ha dicho esta boca es mía, en una ocasión pintiparada para señalar el enemigo exterior. La realidad es que, a la espera del
Valencia-Real Madrid pendiente, la diferencia entre blancos y culés se ha estrechado de nuevo cuando se ha disputado un tercio del campeonato. Y uno se da cuenta, repasando la historia reciente, que en la última década, el Barça solo gana la Liga si va sobrado de puntos al final de la misma.
Xavi ganó la primera Liga sin Messi con 10 puntos de ventaja sobre el Madrid. Las dos ligas con
Valverde en el banquillo, tan poco celebradas por el barcelonismo que incluso
Messi se quejó públicamente, se ganaron sacándole 17 y 19 puntos de ventaja en la clasificación al Real respectivamente. Un récord jamás logrado. Es decir, ha llovido mucho desde que la temporada 2015-16, el tridente de Luis Enrique, ganó la
Liga con un punto de margen sobre el Real Madrid. A la temporada siguiente, un mano a mano, terminó siendo blanca por 3 puntos. Fue el año en qué Hernández Hernández se comió el gol fantasma de Alba en campo del Betis, que
De Burgos Bengoetxea se equivocó al anular el gol de la victoria de Piqué en Málaga y que
Iglesias Villanueva se tragó dos manos clarísimas en el área del Villarreal. Así se perdió la Liga 2016-17. La 2019-20, en otro final ajustado y sin público por la pandemia, el Madrid salía a penalti favorable por partido cuando se retomó la Liga. Así pues, mejor que los de
Hansi Flick no aflojen para que, al final, no lleguen los conocidos sustos de tantas veces
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