Podemos, el "nuevo" Junts para el Gobierno: deja en el abismo la reforma fiscal
Ya no es solo Junts el partido en el que el Gobierno debe poner toda la atención y esfuerzos para que le salgan las cuentas cada semana. Quedará demostrado mañana jueves, en la votación del dictamen del proyecto de ley por el que se establece el impuesto complementario para los grupos multinacionales, salvo sorpresa de última hora.
Una vez que el Gobierno ha conseguido, por la mínima, cuadrar a la mayoría de la investidura para que vote a favor del paquete fiscal, tras una jornada agónica para el PSOE, los socialistas vuelven a revivir los momentos más tensos de la negociación, que es cuando consigues in extremis alinear a todos los aliados, menos a uno. Es Podemos el nuevo Junts que ya no se identifica como aliado del Gobierno y que está dispuesto a tumbar ahora la reforma fiscal pactada por el Ejecutivo este martes. Los morados no cuentan en estos momentos con alicientes para votar a favor de una reforma fiscal que es insuficiente para ellos y que elimina de facto el gravamen a las empresas energéticas, una posición que defiende históricamente la izquierda. No son socios del Ejecutivo, según aseguran, y, además, en plena reconstrucción política y lucha con Sumar, pueden sacar más rédito si mantienen sus posiciones de máximo, en vez de si salvan al Ejecutivo en una votación. Esta es una lectura que también contemplan ya algunos de los aliados del Gobierno. El propio PNV lo hizo público asegurando que veía a Podemos haciendo oposición al Gobierno para, en unas elecciones generales, ganar a Sumar. En el entorno de Díaz se es consciente de esta operación en marcha por parte de los de Ione Belarra, aunque buscan orillarla y poner en relieve el hecho de que ellos están centrados en gobernar y no en la guerra por el poder.
Lo cierto es que a estas horas todo está en el aire y todos los esfuerzos del Gobierno pasan por conseguir sacar adelante el paquete fiscal este jueves. El caso contrario, que decaiga, complica de facto los presupuestos. El Gobierno logró este martes, tras una votación agónica en la Comisión de Hacienda, que ERC, Bildu y BNG voten este jueves en pleno a favor del dictamen de la reforma fiscal a cambio del compromiso a incluir la prórroga durante 2025 del impuesto a las energéticas a través de un decreto ley. A la vez, logró mantener el apoyo de Junts al comprometer a los aliados de izquierda a votar a favor del impuesto a la banca que ellos mismos bloquearon en la Comisión de Hacienda al ser un elemento clave para Junts en la negociación con el PSOE.
Esta artimaña, por parte del Gobierno, de atraer a ERC y Bildu a los planteamientos de Junts no ha gustado nada a los morados y ya dejaron ayer claro que están dispuestos a tumbar mañana en el pleno la reforma fiscal del Gobierno. Sus votos son imprescindibles para que salga adelante y el partido de Ione Belarra es sabedor de ello. Así, los morados llevan meses avisando de que ya no se encuentran dentro del bloque de investidura y de que sus «cuatro votos son igual de imprescindibles» que los de Junts. Ayer mismo, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, advirtió de que su formación «no acepta tomaduras de pelo», en relación al compromiso del Ejecutivo de prorrogar el gravamen a las energéticas. Y es que, esa voluntad del Gobierno no saldrá adelante si cuando Moncloa lleve el decreto ley al Congreso de los Diputados no es aprobado por Junts, quien está en contra de este gravamen a las energéticas.
Fuentes del partido morado explican que en la noche del martes, la vicepresidenta María Jesús Montero llamó a Ione Belarra para que se sumara al acuerdo con ERC y Bildu a cambio de apoyar el dictamen del paquete fiscal del Gobierno mañana. Incluso, les ofrecieron ser los primeros en anunciar el acuerdo con el objetivo de que rentabilizaran el pacto. Algo que negaron contundentemente. «No nos hacemos una foto para hacer el ridículo», explicitan en el partido donde insisten en que no están dispuestos a votar a favor del dictamen mientras que no se grave a las energéticas. Las posiciones, al cierre de esta edición, seguían igual y los morados no habían recibido una llamada del Gobierno para volver a negociar.
Este más que posible voto en contra de Podemos, que tumbaría la reforma fiscal, ya preocupa entre los socios del Gobierno. En Sumar, admiten que es una posibilidad que los morados puedan dar al traste con la reforma fiscal, aunque creen que pesará más el sentido común. Sin embargo, no es la primera vez que los morados votan en contra de una ley decisiva para el Gobierno, como la reforma del subsidio por desempleo, que obligó al Ministerio de Trabajo a volver a negociar desde el principio para contar con los votos morados. En este sentido, fuentes del grupo parlamentario, ante el riesgo real de perder la votación, creen que serán ellos quienes tengan que «valorar el riesgo que están dispuestos a correr» si están pensando los de Ione Belarra de votar en contra del Gobierno.
Dentro del PSOE, sin embargo, llaman a los morados a la responsabilidad y no creen que finalmente puedan hacer saltar por los aires la reforma. Ponen de ejemplo la negociación agónica en la Comisión de Hacienda. «No había ninguna posibilidad y ganamos».