La única zona del mundo donde Rusia y Estados Unidos se unen: una 'frontera' del tiempo que se cruza por un puente
La rivalidad entre Rusia y Estados Unidos tiene sus raíces en la Guerra Fría. Sin embargo, a lo largo de los años estas naciones se han percibido distantes por ideologías, conflictos políticos y su constante disputa por el control en áreas clave como la energía y la tecnología. Pero existe un lugar en la tierra que puede unirlos.
Las islas Diómedes, ubicadas entre Alaska y Siberia, son el único punto del mundo donde se puede caminar de Estados Unidos a Rusia. A pesar de su cercanía, la diferencia horaria entre ellas es de casi 24 horas, un fenómeno fascinante que resalta la singularidad de esta frontera.
Las islas Diómedes: un punto de conexión
Las islas Diómedes, descubiertas en 1728 por Vitus Jonassen Bering, estas islas se convierten en un camino natural durante el invierno, cuando el mar se congela. Este hecho no solo une a dos naciones, sino que también plantea interrogantes sobre la vida y la cultura de sus escasos habitantes.
La existencia de esta frontera es sorprendente, pero la diferencia horaria es aún más notable. Las islas Diómedes, a pesar de estar separadas por solo 3,8 kilómetros, presentan una diferencia de 21 horas debido a la Línea Internacional de Cambio de Fecha.
Estas islas son el único punto donde Estados Unidos y Rusia comparten frontera. Little Diómede, del lado americano, y Big Diómede, del lado ruso, están separadas por un estrecho mar que, en invierno, se congela, permitiendo el tránsito entre ambas naciones. Este fenómeno geográfico no solo es un atractivo turístico, sino que también representa un vínculo cultural y social entre dos mundos.
La vida en las islas Diómedes
En la actualidad, aproximadamente 80 personas residen en Little Diómede, donde la mayoría habita en la playa del lado occidental. En contraste, Big Diómede presenta una historia diferente, marcada por la presencia de una antigua base militar abandonada, resultado de la reubicación de sus pobladores durante la Guerra Fría.
La vida en estas islas ha estado históricamente ligada al mar. En el siglo XIX, exploradores europeos encontraron una sociedad que organizaba su economía y cultura en torno a la cacería y el comercio de cetáceos y otras especies del hielo. Este comercio se extendía hasta Siberia, creando lazos entre las comunidades de ambas islas.
Un fenómeno temporal
A pesar de la corta distancia que separa a las islas, la diferencia horaria de 21 horas es un fenómeno que asombra a muchos. La Línea Internacional de Cambio de Fecha, que pasa entre las islas, es la responsable de esta peculiaridad. Mientras que en Little Diómede se vive un día, en Big Diómede ya ha comenzado el siguiente, creando una frontera temporal que complementa la geográfica.