La base militar de Sant Climent en Cataluña se quedó sin teléfonos 10 horas por un robo de cables
- Fallo en el servicio de telefonía
- Robo de cables
- Descartaron que fuera intencionado contra la base
- Un detenido
- Un corte de comunicaciones programado
- Sabotaje y contrainteligencia
- Objetivo de los independentistas catalanes
- Militares ucranianos
- Alerta por sabotajes que se atribuyen a Rusia
El Ejército de Tierra mantiene en la provincia de Gerona el Regimiento de Infantería ‘Arapiles’ nº 62, con medios de infantería mecanizada como vehículos de combate Pizarro. El regimiento tiene como base el acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’, situado en Sant Climent Sescebes, municipio situado 60 kilómetros al norte de la ciudad de Gerona, y a unos 20 de la frontera con Francia.
En esta base militar saltó una alerta en septiembre, sólo un día después de la Diada de Cataluña, el 11 de septiembre, cuando los independentistas salieron a las calles a manifestarse.
Lo sucedido llegó a oídos del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. Carlos Rojas, Agustín Conde (ex secretario de Estado de Defensa) y Pablo Pérez Coronado, que son miembros de la Comisión de Defensa, registraron el 2 de octubre la siguiente pregunta al Gobierno, para que les contestara por escrito:
-- “¿Puede confirmar el Ministerio de Defensa que el día 12 de septiembre de 2024 hubo un sabotaje en las líneas de comunicación de la base San Clemente, con resultado de 10 horas sin comunicaciones digitales y sin cobertura Movistar en la base, y de ser cierto qué investigación se ha llevado a cabo al respecto?”.
No consta aún respuesta del Gobierno, pero Confidencial Digital ha podido confirmar que, efectivamente, se produjo un corte de comunicaciones en esa base militar en Gerona. Así lo confirman distintas fuentes militares, que señalan que el asunto causó cierta alerta interna en el Ejército de Tierra.
Fallo en el servicio de telefonía
ECD se puso en contacto con el Cuartel General del Ejército, para conocer más detalles de este suceso. A las preguntas planteadas, el Departamento de Comunicación del Ejército de Tierra respondió que el hecho señalado “no tuvo lugar en el Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’”.
Sí admitió que se produjo un “fallo en el servicio de telefonía del acuartelamiento”, pero añadió que ese fallo “no estuvo relacionado con la seguridad de la instalación”.
El Ejército de Tierra apuntó que, “según la investigación en curso de las Fuerzas de Seguridad locales”, ese corte en el servicio de telefonía de la base militar en Sant Climent Sescebes “habría sido consecuencia de un acto vandálico, posiblemente vinculado a motivaciones económicas, en el que se sustrajeron cantidades de fibra óptica y cobre”.
Robo de cables
Confidencial Digital contactó con los Mossos d’Esquadra para ampliar la información sobre este incidente y conocer detalles de la investigación.
El cuerpo policial de la Generalitat tiene una estructura territorial dividida en nueve regiones policiales, que por tanto no coinciden con las cuatro provincias. Sant Climent Sescebes se encuentra en la Región Policial de Gerona.
Desde la Oficina de Comunicación de la Región Policial de Gerona precisan que “la noche del jueves 12 de septiembre se sustrajo un cable de teléfono que daba servicio a la base militar de Sant Climent Sescebes”.
La fecha, por tanto, coincide con la apuntada por los diputados del PP que preguntaron al Gobierno sobre este asunto.
Según la Región Policial de Gerona, de los Mossos d’Esquadra, los responsables del acuartelamiento militar no denunciaron los hechos hasta el lunes por la mañana: en la respuesta, citan el día 18, si bien ese lunes fue 16, y el 18 fue miércoles.
En todo caso, la denuncia se presentó cuando el corte de comunicaciones ya se había solucionado. “Telefónica había realizado la reparación al día siguiente de los hechos”, explica la policía autonómica de Cataluña, y “por este motivo no pudo realizarse la inspección ocular de forma inmediata” en el lugar del robo.
Descartaron que fuera intencionado contra la base
Ya antes se ha indicado que el Cuartel General de Tierra apuntaba a un acto vandálico pero con motivaciones económicas, y derivaba la investigación en los cuerpos de seguridad locales.
Desde el Cuerpo de Mossos d’Esquadra aseguran a ECD que “no hay ningún indicio de que se tratara de un sabotaje en la base militar”, y tampoco “de que tuviera ninguna relación con la Diada nacional del 11 de septiembre”.
Por contra, “todo indica que los autores eran delincuentes habituales que se dedican a la sustracción de cobre”.
Es más, según los Mossos “desde la misma base militar descartaron que la sustracción estuviera relacionada de forma directa con ellos”. Es decir, que los responsables del acuartelamiento del Ejército de Tierra donde se ubica el Regimiento de Infantería ‘Arapiles’ nº 62 trasladaron a la policía catalana que no consideraban que detrás del corte de comunicaciones hubiera una intención de actuar contra la base militar.
Un detenido
Resulta que por la zona de Sant Climent de Sescebes y municipios cercanos como Mollet de Peralada y Espolla se había producido recientemente, antes del 12 de septiembre, al menos un par de casos de sustracciones de cable de cobre.
Eso llevó a que los Mossos incrementaran las patrullas preventivas por esa zona de la provincia de Gerona. La vigilancia policial dio resultado, pero ya después del incidente que dejó sin comunicaciones telefónicas al Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’.
En la madrugada del 18 de septiembre, hacia las 3:00, en un control policial los agentes incautaron cable telefónico a dos hombres. Sin embargo, “no se pudo demostrar que fueran los autores de la sustracción de cable de la base”. Eso sí, se instruyeron las correspondientes diligencias policiales sobre esa incautación de cable.
Pasaron doce días y los Mossos volvieron a tener éxito. Alrededor de las siete de la tarde del 30 de septiembre cazaron a un hombre “in fraganti” sustrayendo cable en Mollet de Peralada, un municipio situado a sólo 6 kilómetros de la base militar de Sant Climent Sescebes.
Resulta que el detenido, un varón de 28 años con antecedentes, era uno de los dos identificados el día 18 con cable. La actuación policial tuvo efectos: “A partir de esa detención las incidencias por sustracción de cable en este sector fueron desapareciendo”, aseguran desde la Región Policial de Gerona, de los Mossos.
Un corte de comunicaciones programado
Confidencial Digital ha podido saber que hacia finales de octubre se volvieron a cortar las comunicaciones en la base de Sant Climent Sescebes.
Pero las fuentes consultadas señalan que en ese caso se trató de una interrupción programada.
Sugieren que quizás tuviera que ver con tareas de reparación o mantenimiento tras el corte provocado del 12 de septiembre.
Sabotaje y contrainteligencia
Hay que tener en cuenta que un posible sabotaje, un ataque intencionado contra las comunicaciones de una base militar, es un asunto competencia de los servicios de inteligencia e información.
La doctrina tanto de la OTAN como de las Fuerzas Armadas españolas contempla cinco amenazas para unas fuerzas armadas en tiempo de paz, cinco tipos de actos hostiles que pueden llevar a cabo individuos u organizaciones para socavar la seguridad de la estructura militar.
Esas amenazas se resumen en el acrónimo TESSCO: terrorismo, espionaje, subversión, sabotaje y crimen organizado.
De las cinco amenazas TESSCO se ocupan los servicios de contrainteligencia, que en el ámbito militar en España son el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS). Además, las secciones de inteligencia y seguridad del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire tienen también encomendadas funciones de seguridad de las instalaciones.
Tanto el Ejército de Tierra como los Mossos d’Esquadra limitan el incidente en Sant Climent Sescebes a un caso de robo de cables por parte de delincuentes comunes que se dedican a vender cobre u otros materiales robados.
Sin embargo, la ubicación de la base y el contexto hicieron temer que pudiera tratarse de un incidente con otras intenciones.
Objetivo de los independentistas catalanes
Según los Mossos, no hay ningún indicio “de que tuviera ninguna relación con la Diada nacional del 11 de septiembre”.
Pero no hay que perder de vista que el suceso tuvo lugar justo después de la Diada, en un lugar que ya se ha visto señalado por independentistas radicales.
Militantes de un grupo juvenil de corte independentista radical, La Forja, que está ligada al partido Poble Lliure (integrado en la CUP), se acercaron una noche de noviembre de 2021 al Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’, tal y como se reveló en estas páginas.
Junto al perímetro de la base militar, varios encapuchados desplegaron una pancarta con el lema “Fem-los fora” (“Echémosles”) y encendieron bengalas rojas. La Forja difundió un vídeo de esa acción, con una amenaza: “Los jóvenes señalamos al ejército español como instrumento de dominación de nuestro pueblo. Os queremos fuera de nuestra tierra y os combatiremos hasta conseguirlo”.
Comenzó así una campaña de hostigamiento contra cuarteles del Ejército de Tierra (El Bruc, en la ciudad de Barcelona), así como de la Guardia Civil, comisarías de la Policía Nacional, subdelegaciones del Gobierno... otro grupo nacionalista, Acció per la Independència, comenzó a lanzar fuegos artificiales contra estas instalaciones de lo que denominó “fuerzas de ocupación”.
La sucesión de ataques puso en alerta a las Fuerzas de Seguridad y los servicios de información.
Llegaron a hacer explotar con material pirotécnico un monumento en recuerdo a soldados franquistas muertos en la Guerra Civil.
Entre otros indicios preocupantes, cabe señalar que algunos de esos ataques se presentaron como “homenaje” a miembros de Terra Lliure, organización terrorista que reivindicaba la independencia de los Països Catalans (Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares...) y que entre 1980 y 1991 colocaron numerosos artefactos explosivos en instituciones estatales, provocando una víctima mortal Emilia Aldomà, en un atentado con bomba contra los juzgados de Les Borges Blanques. También secuestraron y dispararon un tiro en la pierna a Federico Jiménez Losantos.
Además, la campaña parecía inspirada en el Irish Republican Army (IRA), por la colocación de carteles de “zona liberada”, como si estos grupos hubieran expulsado a las “fuerzas de ocupación” de ciertas partes del territorio de Cataluña.
En los siguientes meses, entre finales de 2021 y primeros meses de 2022, Acció per la Independència reivindicó pintadas, cortes de vías del AVE... Antes, en 2020, algunos Comités de Defensa de la República (CDR) reivindicaron ataques contra radares de velocidad en carreteras: los reventaban a golpes, pintaban o tapaban las cámaras con pegatinas, e incluso prendieron fuego a alguno.
Pero desde mitad de 2022 no hubo más actividad conocida de Acció per la Independència, ni ataques con fuegos artificiales contra instalaciones de las Fuerzas Armadas.
Militares ucranianos
Junto al independentismo radical y violento, el otro elemento que podía hacer pensar en un sabotaje como causa ese corte en las comunicaciones del cuartel de Sant Climent era la guerra por la invasión rusa de Ucrania.
Entre los lugares donde las Fuerzas Armadas españolas adiestran a ucranianos que luego son enviados a combatir frente a las tropas rusas, está el Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’.
Esta base militar en la provincia de Gerona ha recibido a lo largo de estos dos años y medio de guerra varios grupos de militares ucranianos.
Hace un año se produjo un episodio llamativo. Un coche golpeó a unos manifestantes que protestaban en Sant Climent Sescebes, no contra la base militar, sino contra un parque marino eólico en Rosas, en la costa de la misma comarca del Alto Ampurdán.
Cuando los Mossos identificaron a los ocupantes del vehículo, estos se identificaron como guardias civiles.
Iban vestidos de paisano, y supuestamente la matrícula del coche era “no válida”.
Esos datos alimentan la posibilidad que fueran agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil, o del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en alguna misión relacionada con la seguridad de la base militar.
A esos guardias civiles les abrieron expediente, aseguró el Gobierno de Pedro Sánchez.
Alerta por sabotajes que se atribuyen a Rusia
Desde hace meses, en distintos países europeos se han sucedido incidentes sobre los que se extiende la sospecha de que sean actos de sabotaje organizados, o al menos incitados, por los servicios de inteligencia rusos.
Incendios en fábricas, desde Fuenlabrada (en Madrid) a Reino Unido; envío de cartas bomba a instituciones en España ligadas a la respuesta ucraniana a la invasión; cortes de cables submarinos; el asesinato de un militar ruso que desertó y vivía en la provincia de Alicante con otra identidad; detenciones de sospechosos de planear ataques contra bases militares en Alemania... hace unos días se supo que dos españoles fueron detenidos en Letonia, acusados de preparar un atentado contra una empresa de Lituania que vende material a Ucrania.
Este mismo temor sobrevoló el robo de cables de cobre que en mayo de este 2024 interrumpió la circulación de trenes en buena parte de la red de Cataluña, el mismo día que se celebraban las elecciones al Parlament.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, aseguró que no podía asegurar que se tratara de un sabotaje, pero tampoco lo descartó, porque los autores se habían arriesgado demasiado para sustraer un material de poco valor económico.
Días después fueron detenidos los presuntos autores, delincuentes comunes.
Fuentes de las Fuerzas de Seguridad aseguran que en Cataluña el problema del robo de cables de cobre y de otros materiales es especialmente acusado, aunque también en otros puntos de España.
En Cataluña se han producido robos en cementerios, para obtener el cobre y otros metales de los adornos de las tumbas, pero también se han registrado sustracciones de material, como baterías, en las estaciones repetidoras de las antenas de emisoras de la red Rescat, que utilizan los Mossos, los policías locales, los bomberos, las ambulancias del 061, Protección Civil...
El fenómeno de los robos de cobre y otros materiales por delincuentes comunes y bandas organizadas ha llegado a tal punto que hasta Interpol ha elaborado informes sobre ello.